Editorial

Una situación insostenible

Desgraciadamente, nos vemos en la obligación de repetirnos y volver a abundar en el enfrentamiento abierto que mantienen la alcaldesa y sus concejales “fieles” contra el resto de miembros del equipo de gobierno, ahora concejales “díscolos”, es decir, aquellos que apostaron por la candidatura del campista Manuel Pérez Fenoll a la presidencia provincial del partido.
Desde que el pasado 5 de diciembre diéramos la primera información sobre la crisis surgida en el seno del equipo de gobierno, hemos atravesado varias fases diferenciadas: en un principio insistimos en subrayar que “lo que suceda en el seno del PP es problema única y exclusivamente del propio PP”, advirtiendo no obstante del riesgo de las “consecuencias que se puedan derivar para Villena y su equipo de gobierno, pues difícilmente se puede trabajar bien cuando no hay comunicación entre la Alcaldesa y muchos de sus concejales”.

Posteriormente, llegamos a plantear que “Villena no se merece esto”, apuntando con pesar que “resulta extremadamente difícil comprender cómo ha sido posible dilapidar, en apenas 20 meses, la mayoría absoluta más grande conocida por Villena […] que ahora tiene gobernantes que no se hablan entre sí y que dedican su tiempo, en lugar de a trabajar por quienes les pagan, a conspirar y malgastar sus energías en una guerra interna que, a quienes no somos del PP, ni nos va ni nos viene”.

A día de hoy, por desgracia, la situación no sólo no ha mejorado, sino que ha empeorado más, si cabe, generando a partir de una noticia indiscutiblemente positiva –la existencia de fondos para acometer tanto la Escuela Oficial de Idiomas como el Museo de la Ciudad– una espiral de despropósitos en la que se acaba acusando a unos concejales –Poveda, Serra, Pedrosa y Richart– de ir por libre y puentear a su alcaldesa, que en respuesta a sus gestiones les ha impedido firmar decretos justificándose en que ha perdido la confianza en sus propios ediles.

Visto que nadie en el Partido Popular de Villena, ni tampoco en su entorno, es capaz de poner orden en semejante desbarajuste, sólo cabe reclamar a las instancia superiores del partido –ya sean éstas provinciales, autonómicas o nacionales– que alguien dé un golpe en la mesa de una vez, ponga firme a quien deba ponerlo y destituya a quien considere oportuno. El Partido Popular de Villena camina hacia su autodestrucción, lo cual sólo es asunto suyo. Pero en estos momentos el Partido Popular gobierna nuestra ciudad, y nos preocupa, y mucho, que pueda arrastrarnos a todos en su caída.

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