Apaga y vámonos

Vía Crucis

Estación I: Los primeros casos denunciados de pederastia en la Iglesia Católica se presentaron en EEUU. El informe John Jay encontró acusaciones contra 4.392 sacerdotes, el 4% del clero de ese país. Sucedió en los años 90, pero animó a antiguas víctimas a denunciar a sus violadores, fechándose los primeros abusos contemporáneos demostrados en los años 40 del siglo XX.
Estación II: Las denuncias aumentaron de manera inmediata no sólo en países católicos como Irlanda y España, sino en el Reino Unido, Alemania, Canadá y, sobre todo, EEUU, donde recibieron una amplia difusión en los medios de comunicación. Los informes se centraron en las torturas sufridas por los menores, posteriormente silenciados con chantajes, así como en el silencio que guardaron ante estos abusos los jerarcas de la Iglesia, incurriendo así en un delito de encubrimiento.

Estación III: Frente a la transparencia informativa en EEUU, en Europa se intentó tender un manto de silencio. El cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede y número dos del Vaticano, siempre ha reivindicado “el secreto profesional” frente a las denuncias a la Justicia. Dicho en cristiano, al violador no se le denuncia, sino que se le traslada de parroquia. A las víctimas, ni agua.

Estación IV: En 1962 Juan XXIII, el “Papa bueno”, firma un escrito –“Crimen Solicitationis”– en el que fijaba el procedimiento a seguir en los casos de “pecados secretos” de miembros del clero. Desconocido hasta 2003, cuando fue desvelado por la BBC, ordena mantener ocultos los abusos sexuales en la Iglesia.

Estación V: Los Legionarios de Cristo, secta ultra donde las haya, acaban de reconocer los abusos sexuales de su fundador y líder, Marcial Maciel, que forzó a seminaristas, tuvo una hija con una mujer y dos más con otra. Los Legionarios, al igual que el Opus Dei, deben su creciente poder e influencia al “buen hacer” de Juan Pablo II.

Estación VI: Hace unos días, el New York Times publicó que el Vaticano encubrió a un sacerdote acusado de abusar de 200 menores sordos en EEUU durante 24 años. La denuncia llegó a manos del entonces máximo responsable de la “disciplina” vaticana, el cardenal Joseph Ratzinger, más conocido hoy en día como Benedicto XVI.

Estación VII: España, 2007. El Tribunal Supremo confirma la sentencia que condena al Arzobispado de Madrid, dirigido por el cardenal Rouco Varela, como responsable civil subsidiario en el caso del cura pederasta del barrio madrileño de Aluche. La sentencia afirma que el Arzobispado debía haber vigilado el comportamiento del cura, que cometió los abusos sexuales contra un niño en la sede de la vicaría.

Estaciones VIII a XIV: Me falta espacio para realizar el Vía Crucis entero, pero no fuerzas ni ganas para gritar a pleno pulmón que quienes maltratan y violan a niños y niñas son unos grandísimos hijos de puta. Y quienes les encubren, protegen o justifican, aún más. Y ahora, queridos hermanos creyentes, pónganles la crucecita en la próxima Renta, sigan llenándoles el cepillo y continúen financiando semana tras semana a esa banda de delincuentes.

Feliz Semana Santa.

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