Villena, ciudad hermana de Lanjarón, Escalona y Peñafiel
Lo de mi vecino el del primero no tiene nombre. Cuando le da por una cosa no para hasta que la consigue. En la última batalla que se ha metido es en una campaña para conseguir un hermanamiento de Villena con Lanjarón. Si señora, Lanjarón es un pueblo de la comarca de La Alpujarra en la provincia de Granada. Evidentemente Villena no puede hermanarse con una marca de agua como creía el del segundo, que de poco nos tronchamos de la risa cuando lo soltó. La anécdota ocurrió de la manera siguiente:
El del primero anda recogiendo firmas por todo el pueblo para que Villena se hermane con Lanjarón, y por donde primero empezó fue por mi escalera, engañando a la presidenta para que convocara una reunión de la comunidad y poniendo como único punto en el orden del día una frase enigmática; Suministro y venta de agua de boca para ahorrarse la charla explicativa en cada uno de los pisos. Ningún vecino faltó a la reunión pensando que se trataba de algún problema con el agua. En cuanto estuvimos todos sentados empezó a contarnos su historia. Al parecer, una parte de los regantes de Villena han hecho un trato con la empresa de los Danones, que a su vez también es la misma propietaria del agua Font Vella y la de Lanjarón. Según el trato que iban a firmar, los regantes se iban a llevar un potosí vendiendo agua que sólo sirve para regar, pero que cambiándole el nombre o algo así ya se le considera agua mineral y se puede embotellar. Pueden ustedes imaginarse la cara que pusimos los que estábamos en la reunión: toda la vida tirando de la cadena y bañándonos con agua mineral y nosotros sin enterarnos; ya me decía mi marido cuando éramos novios que tenía la piel muy fina, sería por el agua. Pero ahí no acabó la cosa, ya que los argumentos del primero fueron contundentes: Villena se tiene que hermanar con Lanjarón porque nos vamos a hacer ricos vendiendo el agua, porque vosotros no tenéis ni idea de lo que vale. Todos le firmaron enseguida, no sé si porque acabara ya con su rollo o porque realmente se creían lo que nos había contado.
Mientras subía a casa estuve pensando que era una buena idea esa de vender el agua, si de todas formas nos van a mandar el agua del trasvase y vamos a tener agua de sobra, no vamos a desperdiciarla, y si le podemos sacar algún duro mejor. Pero claro, ni yo ni mi marido somos regantes, y no vamos a poder venderle a Danone el agua del grifo, con lo cual poca ganancia vamos a sacar de esta venta. El resto de los que fueron a la reunión tampoco eran regantes; en mi escalera, salvo el del primero, que sí es regante, se habrá hecho hace poco y porque se lo habrán dicho en el partido, no hay ningún regante, con lo cual poco provecho le van a sacar mis vecinos a la venta. Pero el del primero nos lo vendía de tal forma que ahora, cuando miro el agua de la fregona, pienso que estoy perdiendo dinero fregando el suelo, en vez de salir a la calle a vender el agua.
Al final con esto del agua ocurre como con tantas cosas en la vida, ni el agua será nunca para todos y mucho menos será para todos la pasta que unos pocos sacan del agua.