El Ordenanza

XVI

El Ordenanza. Capítulo XVI

Escena 1

Estamos en el año 45 antes de Jesucristo. Toda Hispania está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles cartagineses resiste todavía y siempre al invasor. El General Acevedus lleva meses asediando a los rebeldes púnicos sin resultados. César está perdiendo la paciencia y le ha llamado a su magna presencia.

—General Acevedus, ¿cuándo vamos a tener buenas noticias de la Hispania Vlterior?

—¡Oh, César! ¡Esos tartesos son invencibles! Poseen un brebaje mágico que les otorga la fuerza de cien hombres...

—Qvid? ¿Un brebaje? ¿Y no has encontrado la manera de hacerte con la fórmula?

—¡Oh, gran César! Es imposible luchar contra ellos. Pelean con las manos desnudas y son implacables en combate.

—¡Pero no son romanos, General! Además, si mal no recuerdo, el General Campus logró entrar en esa misma aldea para ofrecer a la reina Nuriamoltot la construcción de una pirámide al lado de su pequeño coliseo.

—Sí, César, pero fue aprovechando que todos habían ido a la romería de Virtutum, que se prolongó hasta el Forum Ieclae...

—¡Excusas! Encuentra la manera de conquistar esa aldea o servirás de aperitivo a los leones en los Idus del próximo marzo.

Escena 2

—¡Pescado fresco! ¡Pescado fresco!

—¿Fresco? Hace tres meses estaba fresco?

—Insinúas que mi pescado está podrido?

—¡No tanto como tus dientes!

—¡Eso no te atreves de decírmelo a la cara!

—¡Claro que te lo digo! ¡Tu pescado apesta!

—Pagdonne moi, messieurs, ¿podgían indicagme cuál es la maison du chef de l'aldea?

—Aquella es, la choza más alta de esta hilera.

—Merci, messieurs.

—¿De qué hablábamos?

—De pescado podrido

—¿Mi pescado? ¿Podrido?

* * *

—¿Me mandaste llamar, jefe Alcaldiriato?

—Avelinóteles el Griego, le presento a mi primo Astérix y a su amigo Obélix, de la Galia, que vienen a pedirnos ayuda.

—Et n'oubliez pas Ideafix, monsieur.

—Calme, Obélix. Bonjour, mon amic Avelinóteles. Usted debe de seg el dguida de esta village.

—Más o menos, monsieur Astérix. Aunque aquí me llaman ordenanza. ¿En qué puedo ayudar?

—Verá, resulta que su druida, Panoramix, murió hace unos meses al caer de un roble, sin revelar a nadie el secreto de la poción que los hacía invencibles, como nuestro Katakí. Y claro, como los romanos tienen sitiada su aldea, han venido desde La Bretagne a pedirnos ayuda. Necesitan un barril con urgencia.

—Prepararé una marmita. Ahora mismo salgo a por los ingredientes.

—Oh, la, la! ¿Va a salig usted solo al bosque a pog los inggedientes?

—No, no, monsieur. Voy al mercado.

—¡Astérix, es Hispaniques sont fous!

Escena 3

El General Acevedus ha trazado una estrategia conforme a las informaciones que su espía en la aldea, Lactobacilus: ha decomisado todos los barriles de vino de la región. De esta manera, interceptarán el barril de pócima secreta y se harán con el control de la aldea íbera de una vez por todas.

—Centurión Testosteronius, encárguese personalmente de comprobar todos los barriles hasta encontrar el que contiene la poción.

—¡A la orden, mi General!

* * *

—¡Legionarios! ¡El que note un sabor extraño o diferente al del vino, que lo señale en seguida! ¡Orden! ¡Disciplina! ¡Romped! ¡Llenad! ¡Bebed! ¡Avanzad!

Escena 4

—Jefe Alcaldiriato, tenemos un problema bastante grande.

—Cuéntanos de qué se trata, Alcañílbar.

—Verás, los romanos se han enterado de la visita de Astérix y Obélix y han apresado todos los barriles de vino de la comarca. A ver cómo sacamos el katakí de la aldea sin tener que liarnos a mamporros.

—¡Por Astarté! ¡Qué contratiempo!

—¿Qué podemos haseg ahoga? ¿No puede usted venig con nosotgos, mon ami?

—Vamos a hacer algo mejor. Ellos esperan un barril de vino, ¿no?… quizá podamos conseguir cambiar el katakí de líquido a sólido...

—¿Cómo piensa usted conseguiglo, monsieur Avelinóteles? ¿Algún tipo de alquimia o nigggomansia?

—Más fácil que eso: poniendo a trabajar todos los hornos de la aldea. Vamos a inventar los rollos de katakí y los vamos a producir en masa.

—¿Rollos?

—Confíe en mí, jefe. Necesitaremos IX fanegas de harina, IX cuartillones de Katakí, XVIII cuartillones de aceite de oliva virgen extra (fundamental en la dieta del Mare Nostrum) y todo el azúcar que podamos reunir.

Escena 5

—¡Eh, vosotros, galos! ¿Qué lleváis en ese carro?

—¡Oh! Monsieur sentuguión, tan sólo unas pastas paga la fiesta del Solstice d'hiver en nuestga tiegga. Espegamos llegag a casa paga entonces.

—¡Pues, en lugar de rollos, vais a comer sequillos! ¡Continuad!

—Merci, monsieur sentuguión.

—¡Estos galos están locos!

* * *

Y, después de un largo y apacible viaje en carro, estimado lector, tiene lugar el retorno al pueblecito galo, donde Astérix y Obélix reciben la acostumbrada acogida triunfal y, por una vez, el bardo Asuracenturix va a poder bailar alrededor de la hoguera.

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