Editorial

Y se hizo la luz

Hace apenas tres semanas, en un editorial titulado “Más luz, por favor”, El Periódico de Villena se cuestionaba la naturaleza de las respuestas contrapuestas vertidas tanto desde Aguas del Júcar como desde la Junta Central de Usuarios a las mismas preguntas. Entonces, nos preguntábamos cómo es posible que José María Marugán –Consejero Delegado de la empresa encargada de ejecutar el Júcar-Vinalopó– asegure que el agua del Ebro tiene 2.000 microsiemens de conductividad y está contaminada radiactivamente mientras que Andrés Martínez sostiene que dicha conductividad es de 900 microsiemens. También mostrábamos nuestra perplejidad ante el baile de cifras del coste final del agua trasvasada, poniendo en tela de juicio la valía de ciertos informes técnicos que, al parecer, dicen lo que quieren que digan quienes los encargan.
Realmente, es muy difícil de comprender para el ciudadano de a pie (y nosotros lo somos) cómo es posible que puedan esgrimirse datos técnicos opuestos de manera rotunda sin que una de las partes salga diciendo que lo que asegura la otra no tiene base científica alguna, o dicho de manera menos eufemística, que la otra parte miente.

Pues bien, EPDV ha tenido acceso a unos datos (no es mérito nuestro, puesto que son informes públicos que están “colgados” en la página web de la Confederación Hidrográfica del Ebro) que ponen en evidencia las declaraciones realizadas por José María Marugán en este mismo periódico al respecto de la calidad del agua de dicho río, del que además aseguró que “está contaminado radiactivamente”, lo que también queda desmentido al comprobar la inexistencia de noticias y denuncias al respecto así como al saber que el llamado “mini-trasvase” está tomando agua del mismo lugar donde estaba previsto tomarla para el derogado Trasvase del Ebro con la finalidad de llevarla hasta Tarragona, donde es utilizada tanto para el riego como para el consumo humano.

Son muchas las preguntas que quedan en el aire, desde el coste del agua trasvasada hasta la “calidad” (y lo entrecomillamos, porque la Confederación Hidrográfica del Júcar dista mucho de ser tan transparente en su actuación como la del Ebro y se muestra reacia a publicar ciertos datos) del agua en el Azud de la Marquesa pasando por la financiación europea del trasvase y las verdaderas motivaciones que ocasionaron el cambio de un trazado consensuado en su día, deseado por todos los regantes del Vinalopó, ejecutado al 50% y bendecido con fondos europeos.

Son muchas las preguntas que quedan por responder, en efecto. Pero la credibilidad de quien debe responderlas ha caído, en lo que a nosotros respecta, en picado.

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