La que traemos hoy es de Stefan Zweig. Y la traemos con la esperanza de que pueda servirnos para orientar, estrenando año nuevo, nuestro porvenir. Orientarlo aprovechando siempre aquellos factores positivos que podamos aprovechar.
Pero atendiendo a Zweig, lo primero será saber hacia dónde queremos ir. Saber qué pretendemos. Esto es, tener un objetivo. O varios. Porque como nos advierte el escritor:
Ningún viento ayuda al hombre que no va a puerto alguno.
Por esto será necesario determinar destinos para señalar las derrotas en nuestras cartas de marear en el mar de la vida. Y en cada momento izar las velas y fijarlas en la posición propicia.
Y sople el viento.