Apaga y vámonos

Yo no haré huelga el 29-M

El próximo jueves, 29 de marzo, ha sido convocada por parte de los sindicatos mayoritarios una jornada de huelga general en protesta por la reforma laboral aprobada por el gobierno popular de Mariano Rajoy. Ante esa convocatoria, cada cual debe actuar en conciencia y hacer aquello que considere más apropiado, y servidor ha decidido que ese día, como cualquier otro, abrirá las puertas de su empresa y acudirá a trabajar. Seguro que hay muchísimos más motivos para respaldar mi opción, y también la contraria, pero después de meditarlo un rato, estos son los míos:
1. La huelga es un derecho que asiste a todo trabajador, pero en la misma medida existe el derecho a no secundarla. Esto, que resulta una obviedad, conviene repetirlo en España cada vez que se convoca una jornada de protesta como la del jueves, pues la mera existencia de los llamados “piquetes informativos” es un contrasentido que vulnera las más elementales libertades individuales y pone en tela de juicio la actuación honesta y transparente de los sindicatos, que deberían ser los primeros interesados en prohibir la existencia de esas cuadrillas casi mafiosas.

2. La crisis que sufrimos es económica y, en todo caso, ética. Los sindicatos quieren convertirla en política culpando de la situación a quien seguramente menos responsabilidad tiene al respecto. ¿Están luchando los sindicatos por los derechos de los trabajadores y los parados o, una vez más, están actuando como un grupo corporativista que solo se mueve en defensa de sus propios intereses?

3. La reforma contra la que se dirige la huelga podrá ser más o menos acertada, eso solo el tiempo lo dirá, pero resulta evidente que algún tipo de medida había que tomar, pues llevamos casi cinco años seguidos –en Villena ya son siete– de destrucción de puestos de trabajo y precarización del empleo existente, sin que el gobierno anterior ni los sindicatos convocantes hayan aportado solución válida alguna a la grave situación que vivimos.

4. La reforma laboral no crea empleo ni lo destruye, de hecho, a estas alturas de la crisis, pocos empleos temporales quedan ya por suprimir. Es la grave situación económica global, europea y nacional la que nos ha llevado a esta situación. Nadie despide por gusto, sino por necesidad. El sueño de todo empresario sería aumentar continuamente su producción y su plantilla, señal de que los negocios crecen y, en consecuencia, su beneficio.

5. Estamos en crisis, entre otros motivos, porque hemos dejado de ser competitivos. Una jornada de huelga general, en lugar de ayudar a España, a sus empresas y a sus trabajadores, solo va a conseguir dañar aún más a un tejido productivo herido de muerte, pues va a perjudicar más si cabe a nuestra competitividad. Descartada la antigua opción de devaluar la moneda, solo nos queda, a todos, trabajar más por menos. O eso o emigrar, porque este barco se está yendo a pique por momentos…

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