Zapatero y las gallinas ciegas
Zapatero tiene perdidas las elecciones. Las tiene quebrantadas desde el principio de esta legislatura. Sus graves errores respecto a la crisis le instaron, primero a combatirla, después a improvisarla y finalmente a rendirse ante poderosas presiones económicas y políticas. De su fanfarria al afirmar que España soportaría el golpe pasó a jactarse con sus Planes de Fomento, el Plan E, y después a su defensa a ultranza en cuanto a temas sociales. Su espíritu combativo no lo discuto, pero su ignorancia o negligencia o fragilidad lo acaban de enterrar políticamente.
Deberían ser cesados sus asesores económicos. Y debería Zapatero, ahora mismo, dimitir. Simbólicamente es un dirigente político asociado a distintas especies animales: el canguro por sus saltos imprevisibles, el cangrejo por sus pasos hacia atrás, la tortuga por su lenta reacción y el avestruz por la ceguera voluntaria que provocan sus alas cuando entorpecen la visión. Los Planes E, las coberturas sociales y la Administración Pública y su funcionariado serían rentables con un exhaustivo control, requisito hasta ahora inexistente. Intentar avanzar un paso y retroceder tres es abocarse a un suicidio político.
Zapatero ha dado su brazo a torcer por múltiples presiones, nacionales e internacionales. Pero seamos serios en la interpretación, pues tanto Obama desde fuera, Rajoy desde dentro, el FMI o la UE, sin olvidar el Banco de España, defienden al gran capital, a grupos financieros que acaparan beneficios y riquezas a costa del sacrificio de los demás mortales. Es cierto que la crisis es internacional y que se ensaña con los más débiles, dartañanes o tontos, pero es necesario afirmar que siempre es la clase trabajadora y los sectores más desfavorecidos quienes tragamos las indecencias de estraperlistas, especuladores y blanqueadores de dinero.
Significativa subida del IVA, congelación salarial, rebaja de pensiones, abaratamiento del despido y por lo tanto empleos discontinuos y precarios. Desde luego que así aún son afortunados los mileuristas. Sin embargo son las empresas quienes despiden plantillas, hacen Eres cuando se tambalean pero vuelven al mercado escondidos con otro nombre, diferente sociedad mercantil y domicilio social, endeudando a acreedores y fuera de toda sospecha y fiscalización. No se rebajan los políticos sus dietas ni sus sueldos, la Justicia no expropia propiedades de tramas corruptas porque están a nombre de los cuñados y siguen existiendo los paraísos fiscales.
Mientras tanto empresas de energía, gas y electricidad Endesa, Iberdrola, Repsol obtienen insultantes beneficios porque nos tienen cogidos por las partes impronunciables; la gran banca, BBVA y Santander, se frotan las manos ante el hundimiento y siguen recortando sus financiaciones. Los más ricos se forran porque hay más pobreza y porque ningún Estado es capaz de agarrarles por el pescuezo porque, dicen, son el motor de la economía. Mientras estas sanguijuelas se hinchan de las miserias ajenas ningún gobierno les incauta para repartir sus cuentas legales pero hurtadas. Capitalismo puro y duro.
Aquí toda la culpa es de Zapatero con afirmaciones irreflexivas, ignorantes y malintencionadas. Al presidente le ha estallado la crisis y es presa de sus contradicciones y sus pesadillas. Pero que nadie se engañe. Rajoy, cuando gobierne, no va a modificar ni un ápice la reforma laboral que imponen los grandes grupos financieros. Empleo precario, despido a coste ridículo, salarios a la baja, reducción del gasto social y ofertas insultantes que las tomas o las dejas, que hay cola. Y los imperios de las mafias económicas seguirán campando a sus antojos y mofándose de las legiones de clases medias y empobrecidas que no inventamos ninguna crisis pero que nos tragamos su mierda. ¡Hala! Viva Rajoy, Camps, Esperanza, la banca y el capitalismo feroz. Pero que ningún demagogo ni magnate espere de mí ni comprensión ni voto.