El Volapié

Zapatrampas

Qué buenas las trampas que ZP ha ido tendiendo desde que irrumpió en la escena pública. A nivel nacional, me refiero, pues aunque sabemos que no ha trabajado en otra cosa, desconozco si cuando era un político de regional se comportó de la misma manera. No entraré a analizar –mucho menos a juzgar– su llegada al poder después del 11M. No lo haré por la sencilla razón de que su victoria fue revalidada cuatro años después y sobre esta nada hay que objetar. La verdad sobre el 11M a lo mejor algún día la sabremos como sabremos la verdad sobre el 23F.

Para su última victoria electoral, ZP comenzó negando la mayor y ordenó al soporífero Solbes que le siguiera el juego. El debate televisivo que éste mantuvo con Pizarro queda guardado como prueba pericial para que la historia pueda determinar las responsabilidades de unos y otros. Al poco tiempo el Ministro se salió por la tangente y el expresidente de Endesa fue condenado al ostracismo por Mariano Rajoy. El primero debió irse antes y mostrar su patriotismo aportando sus conocimientos para combatir la crisis. El segundo no debió permitir la jugada de Rajoy y ojalá todavía podamos contar con su experiencia para salir de ésta. Sobre esta trampa construyó ZP su campaña electoral y –lo que es peor– la mantuvo en vigor demasiado tiempo, perdiendo un ídem que hubiera sido crucial para iniciar las maniobras.

Cuando empezó a admitir la delicada situación en la que se encuentra la economía española y fue a la surrealista cumbre de Washington, firmó el acuerdo mediante el cual se aprobaron unas medidas para luchar contra la crisis entre las cuales se encontraba la bajada de impuestos. Esto ya lo han cumplido los países que han alcanzado la curva de inflexión mientras que ZP nos va a sacudir una subida del IVA que será efectiva –si no se raja antes– a partir de junio y culmina su segundo año de mandato con dos millones de parados más, camino de los cinco, con las curvas desbocadas y convirtiendo en subcampeón a su antecesor Felipe González.

Varias trampas más nos ha puesto por aquí y por allá para descentrar la atención sobre lo verdaderamente serio, logrando la discordia entre los españoles y el enfrentamiento entre las regiones. Otra trampa consiste en culpar de la crisis a la burbuja inmobiliaria que urdió José María Aznar, a la conspiración internacional y a la nada desdeñable excusa de que el Partido Popular no quiere arrimar el hombro.

La última zapatrampa es oírle explicar que él sabe escuchar y que va a aceptar las reivindicaciones de los sindicatos después de que él mismo los autorizara a manifestarse contra el disparatado proyecto de la jubilación anticipada. Fíjense si es una trampa más, que ni el proyecto iba en serio, ni siquiera acudieron los trescientos mil liberados, que no reclamaron empleo y que ZP sólo escucha a los que piensan como él o a los que se manifiestan violentamente.

Si ZP escuchara, al menos hubiera ralentizado la legalización del aborto.

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