Vida de perros

22 de Septiembre

Distorsiones de la razón, ejemplo en mano: o el pasado domingo 11 de diciembre era en realidad el día 22 de septiembre o el Día Europeo sin Coche había cambiado de fecha. O puede que el Sr. Pastor situara tal celebración el día que le viniera bien, lo cual nos salva ser partícipes de la fantástica aura que se debe apreciar desde el espacio exterior cuando bien Europa o el mundo entero se une en la celebración de una misma causa.
Villena, alejada del “grito” unánime a favor de la reducción de la contaminación producida por los coches, alejada de la exigencia por crear ciudades para las personas y no para los vehículos, Villena, alejada y sola, como en un eco que se remonta a meses, pide por las mismas causas este mes de diciembre. Para ello, cierra a la circulación de medios de transporte contaminantes unos metros de sus calles, planta una carpa que nadie sabe qué pinta allí y contrata un par de actividades que entretengan a los pacientes vecinos.

Con todo, hay que decir que el corte de calles para la celebración de este día fue mucho menor que en años anteriores, con motivo de facilitar la circulación de vehículos en nuestra atorada ciudad. Valiente motivo. Imagino que este descuento del espacio festivo no será progresivo; y que no será directamente proporcional al interés de los ciudadanos por esta propuesta (a mayor interés mayor número de calles cortadas) porque si se dieran tales casos el próximo año el corte se reducirá al tramo Puerta de Almansa a la intersección con la calle Cervantes, y el siguiente bastaría con montar un parapeto en la plaza de la religiosa Águeda Hernández. A pesar de todo, la reducción del espacio tomó un carácter mucho más democrático: más personas contentas por no sufrir las incidencias que supone la falta de tráfico y aparcamiento y la murga de las actividades que se realizaron (no por su falta de calidad, por supuesto, sino por su ubicación), o lo que es lo mismo: menos personas mortificadas.

Entiendan esto no como un alegato a eliminar el Día sin Coche, tal y como ocurrió en Barcelona hace dos años, o como ocurre en Alicante –imagino que a Alperi no le deben preocupar los coches sino los metros edificables– sino como una lanza rota a favor de su celebración desde la coherencia y la dignidad de la actividad en sí. Estos días dedicados, tal y como ocurre con las dedicatorias en la radio, son recordatorios de los problemas que venimos acarreando y de los que están por venir. Lo que ocurra el día en sí no cuenta con una significación especial, pero hace que no olvidemos que ciertas situaciones requieren de una intervención que en la mayoría de los casos no es directa, sino que debe proceder de diversos cauces. En este Día sin Coche, creo que ha sido más la terquedad del edil de Medio Ambiente que otra cosa la que nos ha llevado a celebrarlo, pese a que la fecha se hubiera quedado atrás en el tiempo, pese a que es obvia la falta de participación de asociaciones, empresas, concejalías y ciudadanos en una propuesta quizás realizada a trancas y barrancas. Y no es esa terquedad la que valora y premia la ciudadanía sino la del compromiso, la de la lucha por una planificación racional de la movilidad, la lucha por la creación de una ciudad a escala humana, por el uso del trasporte colectivo… Porque en mi parecer ni siquiera una Concejalía de Medio Ambiente debería ser quien lidere una campaña de este tipo.

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