Este fin de semana nos reunimos, 46 años después, los componentes de aquella clase de Ingreso que comenzaban su andadura Salesiana en 1965. Algunos de ellos continuaban en el colegio Salesiano después de sus años de Primaria, otros llegaban de diferentes colegios de Villena e incluso de vecinas poblaciones, para comenzar los estudios de Bachiller.
Una foto que ha circulado en los últimos años de mano en mano, hasta que comenzó a pasar por correo electrónico, ha sido el detonante para que 46 años después, gracias al trabajo de Vicente Prats, volviésemos a vernos las caras, a contar anécdotas y sobre todo a comentar cómo han transcurrido estos, muchos, años para cada uno de nosotros. Para los que tenemos la suerte de continuar viéndonos por Villena, los evidentes signos del paso de los años no fueron tan perceptibles como los que pudimos ver en aquellos con los que el trato no ha sido tan cercano, al marcharse de Villena, pero ya peinan canas, quienes tienen pelo, y los kilos han hecho aparición en muchos de nosotros, no sé por qué.
Desde las 12 del mediodía, con D. Gerónimo y D. Francisco como anfitriones, el patio del colegio Salesiano fue testigo de la presencia de 34 antiguos alumnos que, con una sonrisa de complicidad, mirábamos cómo la arena de los campos de fútbol había cambiado por cemento, que todo el patio había sido renovado al igual que nuestros años, pero en positivo. Recorrimos, poco después, las clases que nos acogieron durante los años de Bachiller escuchando todo tipo de comentarios, sobre todo el de aquella campana que, según palabras de Vicente Prats, tenía la facultad de volar. El paseo terminó en la Iglesia del colegio, donde las palabras de Prats nos recordaron tanto lo hermoso de aquellos años como la gran amistad que ha perdurado con el paso del tiempo.
La próxima cita concertada para dentro de dos años no tardará en llegar, a pesar de que a ciertas edades puede parecer mucho tiempo, porque el momento vivido ha dejado un gran sabor de boca en todos los compañeros que estuvimos juntos en esta mañana, durante la que incluso se habló de realizar una convivencia durante todo un día. Fue una gran experiencia el compartir unas horas con quienes compartimos días, semanas, meses e incluso años y pudimos comprobar que los más bordes siguen siéndolo, y si miramos la foto todos sabemos quiénes son. Lástima que D. Alfonso no pudo estar con nosotros, pues su trabajo en el Vaticano le hizo imposible venir a Villena.
