Apaga y vámonos

A buenas horas, mangas verdes

Confieso que en un principio se me pasó. Con estos calores, con España entera hipnotizada por el fútbol, con el tercer instituto que va y viene línea de baja tensión y llamaditas mediante, con los foros y foristas, los medios y algún entero que otro en pleno debate… lo cierto es que tuvo que venir Pedro a abrirme los ojos.
El lunes 19 de junio nos desayunábamos con una nota de prensa inverosímil, de ésas con las que el Gabinete de Prensa del Muy Ilustre nos alegra el día de vez en cuando. La nota, gracias a la cual Nuestro Ayuntamiento Nos Informa, decía tal que así: “Hasta el 1 de julio, la biblioteca Pública “La Paz” estará abierta para los estudiantes como sala de estudio. Será con un horario especial: de lunes a viernes (de 20’30 h. a 24’00 h.) y los sábados (de 17’00 h. a 24’00 h.)”. Brillante idea, pensé en un principio. Alguien se ha preocupado por una vez y ha tomado una decisión correcta. El problema, claro está, es que para abrir la sala con horario especial un 19 de junio, mejor te quedas en tu casa.

Vale que un 19 de abril puede ser muy pronto, con la resaca de las Pascuas aún presente y con la primavera alterando la sangre de nuestros jóvenes estudiantes, que con toda la lógica del mundo están más interesados en el escote de la chica del pupitre de al lado que en la caída del Imperio Austrohúngaro, que diría Berlanga. Pero un 19 de mayo, desde luego, sería infinitamente más apropiado que un 19 de junio, más que nada porque estudiar requiere tiempo, a no ser, claro está, que desde la propia Concejalía de Educación se quieran fomentar entre nuestros estudiantes los valores del “me-dejo-todo-para-el-último-día” y el consiguiente “tarde-mal-y-nunca”. Conclusión: teniendo en cuenta que desde el 19 de junio a final de curso sólo quedan dos telediarios, tengo para mí que tal ampliación de horario no es más que un brindis al sol.

Aunque para brindis al sol, el de mis amigos de Los Verdes. En el artículo “La ciudad de las personas”, difundido hace unos días, nos sorprenden con un párrafo en cuya redacción intuyo que algo tuvieron que ver ciertas emanaciones etílicas o la inminencia de la campaña electoral. Sólo así se entiende que nos digan que trabajan “para construir ciudades para las personas, en las que se creen mecanismos armónicos entre el transporte público, los viandantes, las bicicletas y el vehículo privado, sin que prevalezca un modo de transporte sobre los demás”.

No sé ustedes, pero desde que Los Verdes gobiernan en Villena yo no he visto más líneas de autobús urbano, más bien todo lo contrario, ni mucho menos el tan cacareado carril-bici. Toda la vida en la oposición reivindicando el carril-bici y, cuando tienen la oportunidad de llevarlo a cabo, lo más parecido que hemos visto es un estudio de “movicilidad” —a saber de dónde han sacado el nombrecito, que ni la RAE lo admite— que no sabemos muy bien para qué ha servido y los famosos Días Sin Pastor, perdón, Sin Coche, rotundos éxitos de crítica y público como sin duda alguna recordarán.

Total, que visto lo visto hay quien parece haberse puesto de acuerdo a la hora de empezar a colgarse medallas antes de tiempo y sin motivo alguno. Pero no se preocupe, señora, que ya le anuncio que de cara a la campaña electoral aquí estaré yo repartiendo las medallas a mi antojo —mi criterio no es mejor ni peor; es simplemente el mío— e intentando evitar que nos la metan doblada. ¿Para qué si no iba a conservar yo durante cuatro años los programas electorales de todos los partidos?

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