A ese niño que fui
Cuando nuestra infancia nos sabíamos más puros, más aventureros, más entusiastas, más soñadores, más bondadosos, más sinceros…
Cuanto más releemos a Javier Reverte –ahora La aventura de viajar– más lo añoramos. Como añoramos, incitados por el propio escritor viajero, al niño que fuimos.
Ese niño, se propone Reverte, al que no se debe defraudar. Se propone y nos propone. Porque cuando nuestra infancia nos sabíamos más puros, más aventureros, más entusiastas, más soñadores, más bondadosos, más sinceros.
Como ese niño ante el espejo, mejor persona, que otro viajero escritor, Antoine de Saint-Exupéry, estimula y reivindica a través del pequeño príncipe en El principito.
Por todo eso, esto de Reverte: A ese niño que fui le digo que, durante los años siguientes, mi pretensión más ambiciosa no ha sido otra que estar a su altura.