Escena 1
- Acabamos de empezar el año y ya me muero de vergüenza ajena.
- ¿Vergüenza ajena?
- Sí, alcalde, vergüenza ajena.
- ¿Por qué?
- Porque, tradicionalmente, en los años en los que hay elecciones, los políticos hacéis un mundo de tonterías para engatusar a los ciudadanos.
- ¿Qué he hecho yo ahora?
- El idiota.
- ¡Eh! ¡Sin insultar!
- Tienes peor memoria que olfato, que en nuestra ciudad tiene bemoles. ¡Así te va!
- ¿A qué te refieres?
- Que ha llegado a mis oídos una movida que provocó la Estación Depuradora de Aguas Residuales, hace menos de año y medio, con la consiguiente contaminación de la Acequia del Rey (de la que, naturalmente, se desmarcó la empresa responsable) que no se ha investigado por solo Dios sabe qué motivo. Extraña además que, siendo tú el flamante presidente del Consorcio de residuos CREA, consorcio que ha regulado y actualizado, bajo tu mandato, los reglamentos de uso y funcionamiento de sus ecoparques. Me alarma comprobar que, precisamente en la ciudad en la que TÚ eres alcalde, el ecoparque lleve cerrado más de cuatro años… no sé, llámame loco, pero traer a la consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica para fardar de buena gestión de residuos, con estas mierdas de por medio, es de tener los huevos cuadraos, alcalde.
- …
- ¿Eres consciente de la poca credibilidad que te otorga eso?
- Yo…
- Tú, que vas siempre dando lecciones de coherencia, resulta que dejas a tu pueblo con el culo al aire.
- No es fácil…
- ¿Qué es lo que no es fácil? ¿No se puede investigar qué cojones pasó en la acequia para que murieran miles de peces y que el responsable pague por ello? ¿Por qué el ecoparque lleva más años cerrado que abierto? ¿Por qué el casco antiguo está agonizando? ¿Por qué los ciudadanos tenemos que ver cómo se cede nuestro suelo a especuladores de todo a euro? ¿Por qué pedir una licencia de obras aquí es más difícil que imputar al Rey Emérito? ¿Por qué la ciudad huele a pocilga? Demasiadas incógnitas, ¿no crees?
- Creo que te estás pasando un poco.
- No, alcalde. Tristemente no me paso. Sois vosotros, los políticos, los que no dais la talla.
Escena 2
- Buenos días, Roque.
- Buenos días. ¿Qué quieres?
- Vengo a ver cuál va a ser tu próxima jugada en la vertiginosa carrera a la alcaldía.
- Cada uno juega sus cartas como mejor cree.
- Hablas como si las elecciones fuesen una partida de truque.
- Esto es una cosa muy seria.
- ¿Seguro? Por cómo lo estás llevando, creo que eres un buen jugador de truque.
- ¿Por qué dices eso?
- Porque en el truque se fanfarronea y se miente para ganar.
- ¿Fanfarronear y mentir?
- Sí. Reparte.
- Tus acusaciones son muy duras. Debes estar seguro de tus argumentos.
- ¿Lo de «sacar las castañas del fuego» no te parece lo bastante pretencioso?
- Siempre que el pueblo ha estado en crisis, ha mirado hacia el Partido Popular para solucionarlo. Envido.
- La gente no necesita que le saque las castañas del fuego un grupo de iluminados. La gente necesita que, los que los gobiernan, no jueguen con ellos o, al menos, que no hagan demasiado el fanegas. ¡Vuelvo!
- ¡Lo veo! ¿Te parece mal que queramos trabajar por una ciudad mejor?
- Me parece irregular que lo plantees de una manera tan… frívola.
- No hay nada de frívolo en acercarse al pueblo. La cercanía con los ciudadanos es fundamental para un político. La primera mano vale doble.
- ¿Repartir cartuchos de castañas te parece acercarte al pueblo?
- Nos pareció buena idea…
- Lo es, lo es. Sin duda lo es. Brillantísima, brillantísima.
- ¿Sí?
- No. Me parece una idea de mierda: envolver castañas en octavillas de tu programa electoral da una idea clara del contenido del mismo. ¡Truco!
- ¡Oye! ¡Que nuestro programa electoral es coherente y ganador! ¡Quiero!
- He estado husmeando un poco en la página de tu campaña y… me surgen algunas dudas.
- ¡Echa!
- Lo primero que se ve es tu bucólica y señorial figura con la ciudad de fondo, como en un borroso e incompleto segundo plano.
- Pues mi madre dice que estoy guapísimo. ¡Tres!
- Las «gafas de madre» es lo que tienen.
- Ya…
- No has salido tan mal. Lo que se lee abajo es bastante peor.
- ¿A qué te refieres?
- A que, si esta ciudad es cuna de talento, como reza el primer párrafo, no entiendo por qué imitas el gesto de Rajoy con el castañero. Si te sientes tan superior como para tener que acercarte al pueblo, tienes que escuchar sus problemas y saber su opinión.
- La opinión de nuestros ciudadanos es el motivo fundamental de nuestro partido.
- ¡No me jodas! Si la opinión de la gente te importase, en el eje «La ciudad que quieres» habría una jodida dirección de correo electrónico para que los ciudadanos dejasen sus sugerencias. La opinión del populacho no sale en la foto, Roque. ¡Seis!
- Celebramos encuentros periódicos abiertos al público para mantenerlos informados y preocuparnos por sus inquietudes. Ponemos mesas informativas en la calle Ancha para recoger la opinión de la ciudadanía. Nueve.
- ¡Guaaaaaaaaaaaaaaauuuuuuuu! ¡El famoso «Tómate un café con Roque» y las paraetas de los sábados por la mañana!
- ¡Y los jueves en la plaza!
- ¡Qué derroche de medios! Tu campaña electoral me parece una chufa y, si no sabes guiar tu camino hacia la alcaldía, guiar la ciudad te va a venir muy grande. ¡Doce!
- Intento devolver la ilusión a una localidad en decadencia.
- ¿Mostrando tu sobradísima preparación en un aburrido concierto navideño?
- ¡Quedó muy chulo!
- ¡Baja ya del pedestal, tío! ¡Tú eres parte de la ciudadanía! ¡Ponte a su nivel!
- ¡Mi sueño es transformar la ciudad! ¡Juego fuera!
- ¿Qué llevas?
- El basto.
- Te recuerdo que, en 2007, meses antes de la crisis, Nuria Moltó supo ilusionar a la mayoría absoluta de los votantes de la ciudad con la promesa de erigir una imponente e inútil pirámide adjunta a una, no menos, imponente e inútil plaza de toros (que nadie necesitaba) y un aparcamiento subterráneo (que, de antemano, todos sabíamos que nadie iba a utilizar) y que, a día de hoy, se pudre por su defectuosa construcción. ¡La puncha!
- ¡La gestión de Nuria fue intachable! ¿Qué llevas de liao?
- ¡Sí, sí! ¡Intachabilísima! Treinta y tres en espadas.
- ¡Cagontó!
Escena 3
- Buenos días, Avelino.
- Buenos días, señor Grinch. ¿Aún por aquí?
- Creo que esta ciudad es ideal para instalarme un tiempecito.
- ¡Cómo es usted!