Vida de perros

Algo sobre la Memoria

No tengo intención de ofrecerles, queridas personas, un texto que leer sobre por ejemplo el Adagio de Samuel Barber. Pero quería traer aquí la noticia aparecida en varios medios sobre el plazo de un año que Barcelona se ha marcado para la retirada de las placas del antiguo Instituto Nacional de la Vivienda (INV). Unas placas que muestran el escudo de la Falange Española de las JONS. Un símbolo al que nos hemos acostumbrado pese a que debería resultarnos tan incómodo como a una berlinesa que paseara por su ciudad junto a edificios que exhibieran la esvástica del Tercer Reich (algo que obviamente no ocurre en Alemania).
Afortunadamente en Villena se ha creado una Comisión para el cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica (52/2007). Una Ley por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. Una Ley que convirtió a las administraciones públicas en responsables de la retirada de los símbolos presentes en todos los edificios de titularidad municipal, plazas, parques y jardines. Una Ley que, digan lo que digan y le parezca lo que le parezca a cada cual, es una Ley, y por tanto merece cumplimiento.

Por ese motivo, en Villena, la Comisión estudia la idoneidad de tomar medidas sobre varios símbolos presentes en nuestra ciudad: el Santuario de Las Virtudes, el cementerio municipal, los nombres de varias calles, así como el nombre de uno de los bloques del Barrio San Francisco y sobre las placas del INV que marcan muchos de los edificios villeneros. Una propuesta, esta última, que parecía salirse del tiesto según algunas opiniones, pero que vemos que se comienza a llevar a cabo en otras poblaciones, así como en algunas de las ciudades españolas más importantes. Soy consciente de que la Comisión local está compuesta por personas de diferentes ideologías, que avanza poco a poco intentando ceñirse a la ley pero sin herir susceptibilidades, que va estudiando cada medida detalladamente buscando la solución más oportuna. Pero el tiempo pasa y va siendo necesario que las intervenciones se lleven a la práctica, que se adecue la ciudad conforme a la legalidad.

Porque además al final ha resultado una Ley con la suficiente ligereza como para no contemplar por ejemplo algo tan importante como la exhumación de cadáveres en las cunetas. Y no está de más recordar que España después de Camboya es el país con más personas desaparecidas –se calculan más de cien mil–. Y aquí, pese a no encontrarme dentro de sus seguidores, me gustaría citar la opinión del académico de la lengua Arturo Pérez Reverte, que pese a no tenerlo entre mis favoritos, reconozco que de tanto en tanto acierta, por ejemplo cuando al respecto de las cunetas señalaba que “sacar a los muertos de las cunetas no es por memoria histórica, es por sentido común”.

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