Apaga y vámonos

Anacrónicas Majestades:

Me dirijo a ustedes ya que por falta de espacio no pude escribirle a Papá Noel, que tampoco es santo de mi devoción, pero al menos me trae menos reminiscencias monárquicas y católicas, esas dos rémoras del pasado incomprensiblemente vigentes en la España de 2010.
Sólo quiero pedirles un poco de espacio para mis columnas, el equilibrio justo entre las páginas de este EPdV nuestro de cada viernes, la publicidad de los anunciantes y los textos de los colaboradores, pues son ya varias las ocasiones en que he tenido que callar para ceder mi hueco a otros y eso no hay quien lo soporte: yo, porque si tengo algo que criticar y me lo callo, se me hace mala sangre; mis fans –que los hay, se lo juro– porque se preocupan al no leerme y hasta vienen a la redacción a preguntar qué pasa; y los señores políticos, que al no verme se alegran y pasan mejor el día. Y hasta ahí podíamos llegar, señora.

Y no piensen que soy un egoísta pidiendo sólo para mí. Que yo lo hago por ustedes, porque a estas alturas de la película ya conozco bien a nuestros lectores, y me consta que alguno estaría afilando los colmillos a la espera de verme hablar de las últimas aventuras de Los Cinco, esos presuntos gobernantes que no se sabe si quieren gobernar con el PP, con la oposición, solos, juntos o revueltos. Lo único que tengo claro es que tienen peor salud que un etíope, porque de un día para otro se ponen malicos y pasan de salir ni más guapos en una foto para la historia a ser incapaces de levantar la mano para votar en un Pleno. Animalicos de Dios.

Porque si me quedo sin espacio y no escribo, no denuncio la chapuza del internet de Las Virtudes, una inversión de 125.000 euros promocionada a bombo y platillo y que no sirve para casi nada. Y que aunque sirviera sería una birria, porque con 40 euros al mes te compras un modem USB y a navegar sin censuras, que ésa es otra. Así pues, extemporáneos monarcas, quiero espacio para rajar, en nuestra próxima edición, sobre el penúltimo episodio de despilfarro de fondos públicos a mayor gloria de los que gobiernan.

Hablando de chapuzas, ¿qué sería de mí si no tuviera espacio para despotricar ante la última de Pepe Gotera y Otilio? Según se cuenta en los mentideros, el tan traído y llevado Centro de Visitantes del Castillo ya está en marcha, y adivinándose su estructura, podemos anticipar que se va a cargar la vista del castillo desde el mirador del Vial de La Losilla. Efectivamente, lo mismo que pasó con el edificio de Muebles Juanito: que en lugar de potenciar nuestro casco histórico realzando nuestro patrimonio, vamos escondiendo los monumentos como si nos dieran vergüenza, y todo ello promovido y bendecido por el mismo ayuntamiento que luego te multa por hacer algo irregular en cualquier obrica, excepto si eres concejal…

Y hasta aquí puedo leer, por ahora, pues si sus incongruentes realezas me conceden el espacio solicitado, hablaremos de esto y mucho más a lo largo del año que ahora empieza, de venerables piedras antaño intocables y ruidosas plataformas hoy calladas como putas, de concejales que no van a Pleno pero aprovechan su cargo en beneficio propio y de sus empresas, de proyectos inservibles y dispendios exagerados, de cargos de confianza y cargos desconfiados, de querellas y querellados, de olores putrefactos y responsables políticos que miran para otro lado…

Que 2010 me traiga espacio para rajar, que me lo pide el cuerpo. Y que ustedes lo lean con salud. ¡Feliz año, vecin@s!

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