Ángel Luis, o la erudición en clave humilde
Un grupo de ciudadanos ha lanzado la propuesta al Ayuntamiento de Villena para que sea nombrado Hijo Adoptivo de nuestra ciudad
Un grupo de amigos de Ángel Luis Prieto de Paula ha lanzado la propuesta al Ayuntamiento de Villena para que sea nombrado Hijo Adoptivo de nuestra ciudad. El expediente no va a hacer más que oficializar lo evidente. Que desde hace varias décadas Ángel Luis es un villenero más, siendo al mismo tiempo un villenero muy especial.
A lo largo de los años he escrito mucho y bueno sobre él. Pero recuerdo una columna muy entrañable (desde las entrañas) que publiqué el 19 de marzo de 2015 en el diario 'Información, que titulé 'Exquisitez', y en la que mostré mi admiración ante su enorme dominio de la lengua castellana.
"Cuando conocí a Ángel Luis Prieto de Paula, convertido en villenense de adopción tras casarse con una Virtudes con denominación de origen, allá por los primeros ochenta, aquel profesor con acento salmantino ya me pareció la erudición personificada. Treinta y tantos años después (con decenas de libros, centenares de congresos, cientos de artículos y reseñas a las espaldas) es lo más parecido a un sabio contemporáneo. Lo constatan día a día quienes tienen la suerte de ser sus alumnos de la Universidad de Alicante. Y lo volvió a comprobar un público entregado que llenó las instalaciones del ADDA para escuchar su conversación con Gustavo Martín Garzo (en el ciclo ‘Cada cual’, organizado por el Instituto de Cultura Juan Gil Albert).
Me pregunto yo, que sigo siendo el mismo curioso de primeros de los ochenta, el mismo diletante que dedica sus días y sus noches a ver, a escuchar, a mirar, a sentir, y mucho que me cuesta sobrevivir ante la tremenda liviandad que nos rodea, cómo se protegerán sabios del rango de Prieto de Paula o Martín Garzo ante el devenir de los acontecimientos, ante este mundo hostil para cualquiera que posea un mínimo de sensibilidad, en el que la gente está mucho más pendiente de su tableta que de cualquier persona que pueda tener a su lado, en estos tiempos de banalización absoluta de la cultura; en estos tiempos en los que la gente consume cine que no es cine, teatro que no es teatro; libros que, sí, tienen lomo y páginas, pero que no son nada; y música y exposiciones porque toca, sin enterarse de la misa la media.
La conversación entre Ángel Luis y Gustavo fue modélica. De esas que, transcritas, podrían convertirse en publicación sin poner ni quitar una coma. Más todavía, alumbrando en ella numerosos términos en desuso, palabras y giros preciosos, imposibles de escuchar en esta sociedad nuestra del ruido y del bombardeo mediático. Por no hablar de la educación, de unas formas exquisitas ya definitivamente superadas en la vida real.
Por eso me pregunto cómo afrontarán personas así la vulgaridad del día a día. En qué burbuja, con qué coraza o de qué mecanismos de resistencia se valdrán para que todo ese mundo feo y decadente no sólo no les venza, sino que ni siquiera les afecte".