Estación de Cercanías

Antón Pirulero

Coincidirán conmigo en que todos hemos dicho en alguna ocasión “¡Vaya qué casualidad, ese día no puedo ir!” para no acudir a esa boda de cumplido que sabemos un tostón o a comer con esos amigos de tus amigos que te superan. Todos, y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, excusamos nuestra presencia en actos que no nos agradan al amparo de la sufrida agenda.
Este inofensivo truquillo para el escaqueo, que está totalmente estandarizado socialmente, es de uso común cuando intentamos burlar de un modo “informal” lo incómodo e inapetente de alguna situación o evento, teniendo el inconveniente de que no siempre es entendido del mismo modo por el receptor de la excusa, o lo que es lo mismo, que no cuela en la mayoría de los casos, convirtiendo su utilización en estos contextos en algo intrascendente de la cotidianidad, sin mayores consecuencias que algún pequeño enfado siempre aliviado por la casi obligatoria aplicación del beneficio de la duda.

Pero la cosa se complica y oscurece cuando hablamos de estas “coincidencias” de tiempo y espacio en las agendas de altos cargos que tienen secretarias o secretarios que a su vez tienen secretarios o secretarias, dentro de un gabinete de comunicación a su disposición, siendo la credibilidad totalmente nula y por supuesto el rédito arriba expuesto de imposible aplicación.

Puedo entender, porque allá cada cual con su forma de proceder y con el modo de llevar su casa de puertas para adentro, que se llame “imposibilidad de agenda de un alto cargo” –como han llamado desde el PP de Villena– al estiramiento del calendario para la presentación de sus listas. Argumento éste al que han tenido que recurrir para poder solventar las luchas internas de partido, que lo tienen roto, hasta llegar a un quórum de caras y nombres que les contente a todos; pero cuando el escaqueo viene desde una Consellería como es la de Infraestructuras, y lo comete reiteradamente todo un conseller, el Sr. García Antón, con idéntica formula, pues qué quieren que les diga, que alegar coincidencia en días previamente establecidos, máxime si tenemos en cuenta la fecha pre-electoral que señala el calendario y estando como está en peligro un “match point” a favor del contrario, no cuela.

Sr. Conseller, esta actitud hace que su jueguecito deje de serlo cuando se traslada a importantes escenarios políticos en los cuales no tiene cabida el escondite, y entonces la cosa cambia radicalmente de registro al convertir su complicada agenda personal en un obstáculo para Villena y el mayor de los problemas que tenemos en la actualidad.

Lamento decirlo, pero su informalidad y el consentimiento de su partido están rayando el ridículo, y a su vez, poniendo en peligro la posible solución al problema ferroviario que nos afecta. Que puede ser mejor o peor, gustar más o menos (a mí me gusta), pero es el único proyecto cierto, documentado, formalizado y en vías de aplicación que existe en estos momentos y su continuidad sin interrupciones es de vital importancia para todos. Señor Antón, que usted tiene problemas de agenda lo creerá la Sra. LLedó, que lo recibe con la mejor de sus sonrisas y calla, y el aficionado al jazz que desde los foros alientan sus espantadas enalteciendo sus atributos masculinos; ahora también lo creen los integrantes de “oportunistas” plataformas pro y pre que alientan su comportamiento y seguramente le van a dar su voto; pero yo, por mi parte, entiendo sus “pirulas” como un insulto para algunas inteligencias, como una ridícula artimaña, como una indignante pantomima…“¡Antón, Antón, Antón Pirulero!, cada cual, cada cual que atienda su juego, y el que no lo atienda, pagará una prenda…”. Pongan ustedes la música y la moraleja.

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