El Volapié

Aupa Pachi

Erase una vez un picador de toros llamado Pachi y natural del mismo Bilbao. Una tarde estaba este hombre picando un toro en la plaza de un pueblo indeterminado y –mientras se volcaba sobre el morrillo– un aficionado de su pueblo lo distinguió desde el tendido: “¡Aupa Pachi!”, gritó poniendo las manos como si fueran un megáfono.

Entonces, Pachi se sintió espoleado por su paisano y haciendo palanca con la puya sobre el punto de apoyo de su muslo, levantó al toro como si fuera una Gilda del aperitivo.

Ya se habrán dado cuenta de que se trata de un chiste, del único chiste de la semana, aunque las intrigas sobre la corrida del día 7 también sean de aúpa y a pesar de que Pachi se haya quitado de en medio.

Tampoco inspira a hacer bromas la deriva a la que nos está llevando el gobierno Rajoy, que no es tan impermeable a la presión ciudadana como parece. No obstante, los recortes que amenaza con aplicar en las instituciones públicas son más para cubrir el expediente que para prorratear el esfuerzo de la asfixia popular –de pueblo– entre la clase política. Por el momento, sólo se verán afectados algunos pocos concejales. A ver si mientras tanto sale el sol por Antequera y el caos se endereza solito antes de que tenga que ascender con la guadaña por la pirámide que el mismo culmina.

¿Se recorta en el senado? ¿Se eliminan las diputaciones? -y encima se refuerzan- ¿Se cierran embajadas autonómicas en el extranjero? ¿Se reducen las listas de diputados en las diversas cortes? ¿Se erradican las televisiones y radios autonómicas deficitarias? ¿Se unifican los defensores del pueblo autonómicos? ¿Se controlan y fiscalizan privilegios políticos como gastos de representación, viajes y alojamiento? ¿Se eliminan las prebendas y demás mamandurrias que disfrutan los altos cargos y los parlamentarios?

Esta crisis es muy compleja tanto por sus causas y sus daños como por sus consecuencias, pero si algo bueno está teniendo –entre otras circunstancias positivas– es que ha puesto sobre el tapete el saqueo que se ha estado perpetrando en España –con perdón– desde que está vigente el Estado de las Autonomías, verdadera nave nodriza del sistema y que nadie desde la curia se plantea reformar. Pero ni lo más mínimo.

El mes pasado el ministro Montoro aseguraba que la amnistía fiscal no era tal cosa, sino una floración de activos ocultos y ahora dice que si no defraudásemos tanto no hubiese tenido que subir el IVA. ¡Pero qué se ha creído este tipo!

Tampoco es de recibo que la portavoz de la oposición, Soraya Rodríguez, haya tenido la ocurrencia de intentar escaparse del lío con la excusa de que su partido nada tiene que ver en todo esto, cuando en 2004 recibieron el gobierno con superávit y lo entregaron con ocho puntos de déficit.

En fin, hasta los huevos de los políticos que nos quitan la cartera y la soberanía nacional. Que se vayan a la mierda sólo con billete de ida.

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