Vida de perros

¡AV. Oh, AV!

Espero que sin necesidad de parar a pensarlo alguien haya hecho una nueva muesca en lo que sea que representa la historia de nuestra ciudad. Porque tal y como declaró nuestra concejala Celia Lledó, la llegada del tren de alta velocidad supone un hito en nuestra historia. Sí. Y déjense de chanzas inspiradas en el cine del querido y desaparecido Berlanga, que esto es serio: aunque nuestro particular entorno (social, político, económico y geográfico) no sea de gran ayuda para verlo así. Una foto para la Historia, con Príncipe y Presidente del Gobierno incluidos. Nuestra llegada a ese futuro donde las miserias actuales quedan tan atrás que la crisis del 2007 ya se estudia en los colegios.
La Alta Velocidad ya está aquí. Pronto olvidaremos que necesitábamos cuarenta minutos para llegar a Alicante. Ahora bastan 17, o 19, o 20, que aún sumados al tiempo que esa persona allegada tarda en acercarnos a la Estación, o al que suma el taxi o el autobús, todavía nos permite ganar cerca de diez minutos. No digo nada si aplicamos estos datos de forma porcentual respecto a nuestro desplazamiento a Madrid. Alta Velocidad, no digo más (porque para decirlo tendría que conocer las tarifas definitivas, y eso es algo que lógicamente solo descubriremos cuando los datos de uso permitan a la Empresa establecer un valor adecuado al rendimiento y los gastos).

En cualquier caso nuestra Villena ya cuenta con una de las escasas y privilegiadas estaciones de AVE de nuestro país. No ahora, cuando toda esas personalidades de traje, vestido y corbata, se han detenido escasos minutos para descorrer la cortinilla que descubre la placa dorada donde pone tal, tal y tal. Villena ya cuenta con esta estación hace largo tiempo, de modo que desde entonces nuestra preocupación se centra en el futuro de los servicios de cercanías y media distancia tan útiles –a veces casi indispensables– para una parte importante de esta comarca. ¿Qué ocurrirá con las salidas diarias a Elda, Alicante, Elx, Orihuela, Murcia, Cartagena, Xàtiva, Valencia…?

¿Por qué nadie nos dice algo al respecto? Eso es lo que preocupa, que nadie diga nada y por qué (además del precio final del billete en los desplazamientos en AV, de los accesos a la nueva estación y del modo de llegar a ella mediante transporte público).

Estas dudas son la simiente de la indignación. Las que te hacen pensar que en realidad no hay nada planificado. ¿Nada? Sí: el recorrido de la AV, y los casi dos mil millones de euros de su coste. Pero en realidad poco más. Indignación entonces por el número de despachos, empresas, cargos de asesoramiento, comisiones, etcétera, exhibiendo su incapacidad para afrontar un proyecto global adecuando su impacto a la vida existente en los cientos de kilómetros donde se desarrolla. Lástima de dinero que seguimos malgastando por encima de nuestras posibilidades.

Acabo de ver el reportaje ofrecido por nuestra TV Intercomarcal sobre la inauguración de nuestra nueva Estación y no puedo resistirme a invadir estos Días Felices para continuar con mi monserga acerca de la Alta Velocidad. Pero les prometo, queridas personas, que no insistiré en lo ya dicho. Se trata de otra cosa: del valor de las imágenes. Objetivas, crudas, contenedoras y guardianas de este hito histórico. Observo atónito la Intercomarcal y no puedo reprimir el impulso que me lleva a imaginar cómo se verán estos minutos de vídeo dentro de tres, cinco, siete décadas (con la esperanza de que pese al agorero señor Cerdán, la estación siga en marcha).

Pero en primer lugar tendré que manifestar mi asombro ante la inspirada estrategia de comunicación que nos indicaba la buena marcha en los trabajos de construcción desarrollados tanto en Villena como en Alicante; tanto como para suponer un adelanto de cinco meses respecto a la fecha prevista para su finalización. Asombro que contrastado en los mentideros deja de serlo, puesto que extraoficialmente se prevén algunos más de cinco hasta dejar listas –sin goteras y con interruptores útiles, por ejemplo– las instalaciones de ambos edificios. Lo que lleva a preguntarse por la urgencia de la presente inauguración en una fecha tan distante de las campañas electorales. Y la pregunta es: ¿por qué no esperar a que todo esté bien terminado para lanzar el producto? […] ¿Para comenzar antes a incentivar la economía en la provincia? ¿Para cumplir al menos una de las promesas electorales? ¿Para que la tía de alguien pueda venir a las Hogueras de Alicante 2013? Yo qué sé. Quizás son tonterías mías. Un ramalazo de “conspiranoia” si quieren, aunque les aseguro que el director de tirantes del famoso panfleto nacional le hubiera sacado su partido.

Sea el que sea el futuro de la AV en nuestra provincia, lo ofrecido por nuestra televisión no tiene desperdicio. Y perdónenme no ser malo y quizás conseguir de ustedes unas cuantas risas, pero en estas líneas hay un deber de respeto. Lo que no impide señalar los nervios y la amplia sonrisa de alguno de nuestros representantes al estrechar la mano del señor Rajoy (incluso la del señor Fabra) como si fuera la del presidente de su partido. O los marcajes para impedir el acercamiento y el diálogo entre nuestro grupo con las altas personalidades, ninguneando así el “Hito Histórico de la Inauguración”. ¡Maldita televisión! Capaz de mostrar fríamente la parte cruda de la realidad. Como en esa imagen de la Intercomarcal ya para mí imborrable que contrasta el plano de la monarquía y los congresistas en el interior de la estación, con tres ediles de nuestro consistorio haciéndose una foto con el teléfono en la soledad del andén.

Sea como sea esta experiencia de la Alta Velocidad, estoy deseando leerla en la crónica que nuestro enviado especial más menudo, despiadado e incorregible va a presentar tras participar como invitado en el primer viaje de ida y vuelta a Madrid. Porque por lo demás, qué decir, las cartas están echadas y lo que necesitamos es buena suerte.

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