El Ordenanza

Bioluminiscencia

El Ordenanza. Capítulo 191

Escena 1

Bioluminiscencia. Es un proceso que se da en algunos organismos vivos, en los cuales se produce una reacción química que produce luz. Se suele ver en las playas, de noche. A la altura en que rompen las olas.

Animales que brillan por sí mismos. Bellos y raros especímenes. Privilegiados. No tendrán pulgares pero, ¿quién necesita pulgares emitiendo tu propia luz? ¿Qué desgracia puede pasarte siendo arrastrado por el oleaje? ¿Que te vengas arriba y saltes de la ola, te quedes varado en la playa y, por la mañana, te tueste el sol? ¿Que te engulla un cetáceo? ¿Que te mueras? ¿A quién le importa todo eso habiendo podido brillar con luz propia aunque sea unas horas? ¡La mayoría de los hiperevolucionados humanos nunca experimenta esa sensación! Y, los pocos que lo logran, quieren reconocimiento. Sí, reconocimiento. ¿A quién le importa el reconocimiento de un puñado (aunque sea muy grande) de individuos de tu misma especie, cuando puedes dejarte balancear por el mar nocturno?

Es inconcebible, para un plancton, que haya humanos que hasta se «entrenen» para ser el alfa. Sobre todo si lo intentan con ideas de otro y, encima, fracasan. Claro, que el plancton forma parte de una sociedad muy relajada, no como la humana (que nunca se sabe por dónde va a salir). Al plancton le da lo mismo ser el líder de los miles de congéneres de su comunidad. Ni siquiera sabe lo que es un gimnasio, con lo cual, le resbala lo de ser el alfa. Se la suda, si se puede sudar en el agua.

A los humanos les flipa medírsela a todas horas. Son del Barça o del Madrí, de derechas o izquierdas, de playa o de montaña, de pista o de barra. Por eso se inventaron las elecciones: para saciar su sed de saber que han ganado los de su equipo y restregárselo al derrotado.

Así, los candidatos a alcalde, se convierten en prestidigitadores que pretenden engatusar a su colmena con todo lo que se les ocurre, aunque sea algo tan puntual y setentero como repartir unos cuantos ejemplares de libros desechados de sus bibliotecas particulares, el día de San Jorge. Es un poco inquietante que, quien aspira a capitanear al pueblo, parezca un cura progre.

Me desvío, usted disculpe. Decía que, a los humanos les encanta tomar partido por el que consideran su líder, aunque no sea más que un, muy poco original, aspirante a título de caudillo local. Luego se dan cuenta de que la cosa no cambia, de que su líder se enroca en un gatopardismo tradicional, de que se sienten vacíos, de que su Cid les decepciona y acaban renegando de él. Es una actualización del sistema canovista de turno de partidos. Ésta es una de esas cosas que nunca van a entrar en la cabecica de un plancton: que los humanos esperen que la cosa mejore hasta que se desilusionan. ¡Claro! ¡Como ellos solo tienen que errar por los mares!

Su organización social se basa en lo holgazán que se sea: los neuston sestean a flor de agua, el pleuston, que se asienta y se deja mecer y el plancton demersal, que migra al fondo marino por el día y se da baños de luna por la noche. ¿Unos hippies? Sí, pero es la mayor colonia de hippies del mundo y, hasta lo que yo sé, no les va tan mal. ¡Que ya quisiera el Manu Chao, oiga!

Usted se preguntará «¿qué tiene que ver toda esta información sobre plancton (sacada descaradamente de Wikipedia) con Avelino y compañía?». A primera vista, no mucho. Hay quien brilla, hay quien no brilla, hay quien lo intenta y quien lo imposta. El caso es que no me imagino a una noctiluca votando a Roque Acevedo.

Escena 2

  • ¡Libroooooos! ¡Que regalo libros, oiiiiigaaa! ¿Quiere usted un libro, caballero? Bueno, bueno, ¡no hay para ponerse así! ¡Allá usted con su ignorancia! ¡Libroooos!
  • ¿Libros?
  • Sí, bonita.
  • Pero… ¿libros de papel?
  • ¡Y de tapa dura!
  • Y… ¿por qué?
  • Pues… porque hoy es el día del libro.
  • Y… ¿mañana regalarás libros?
  • No, no. Eso es solo hoy. En un futuro próximo, si salgo elegido alcalde, crearé una ciudad en la que, la cultura, sea un pilar fundamental.
  • Entonces… regalas libros en el día del libro pero el resto de días los dedicas a fantasear con el futuro.
  • No, niñita. No fantaseo: doy a la gente la seguridad de que, si confían en mí, el porvenir de su cultura está a salvo conmigo.
  • ¿Por qué tienen que desconfiar de ti?
  • No es que desconfíen, es que tienen que confiar.
  • ¿Porque regalas libros el día del libro?
  • No, bonita. Porque tengo una idea para que nuestra ciudad sea mucho mejor.
  • Pero ¿los libros que regalas van sobre eso?
  • No, no. Son títulos escogidos al azar.
  • ¿Al azar?
  • A sorteo, ya sabes…
  • Pero… ¿los regalas o los sorteas?
  • Los regalo.
  • ¿A cambio de qué?
  • De que me voten en las próximas elecciones.
  • Es un poco como comprar a la gente con chuches.
  • (¡Chuches! ¡Cómo no lo había pensado antes!).
  • A mí me gustan más las chuches que los libros.
  • ¡Pero si son muy divertidos! Mira éste: es de Fernando Sánchez-Dragó.
  • No conozco a ese señor.
  • Es un hombre que, como yo, quiere lo mejor para España.
  • ¿Y regala libros?
  • ¡Qué va! Escribe textos brillantísimos, brillantísimos.
  • ¿No tiene dibujos?
  • Es un escritor serio.
  • Yo tengo un libro de Frozen dos. La portada brilla en la oscuridad.
  • Perdona, ¿te está molestando?
  • No, no. No se preocupe.
  • Papá, ¿tú sabes quién es Fernando Sánchez Dragón?
  • Dragó. Sánchez-Dragó.
  • Es la calle donde vive la mamá de Lluvia, ¿no?
  • ¿Es un hombre o una calle?
  • Un escritor, bonita.
  • Luego le preguntamos a la Alexa, que tenemos que recoger a tu hermano del fútbol. Perdona, ¿eh?
  • ¿Qui- qui- quieres un libro?
  • ¿Un libro? ¿Para qué? ¿Crees que tengo una mesa coja o algo?

Escena 3

  • ¡Ha sido horrible, Most! Claro, que con ese padre… ¡Estaba orgulloso de no haberse leído un libro en su vida!
  • Es lo que tiene la common people, Roque.
  • ¡Le he tenido que seguir la broma, Most! ¡Le he tenido que tocar el hombro! ¡Le he tenido que sonreír!
  • Anda, ven. Ponte un ratico en posición fetal ahí, en el mosto-catre, que te preparo unos huevos con chorizo. Tardo nada.

Escena 4

  • Buenos días, don Roque.
  • Buenos días, Avelino.
  • ¿Qué tal el fin de semana?

(Votos: 3 Promedio: 5)

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