Apaga y vámonos

Caretas fuera

Con los problemas de la piscina cubierta, como con tantas otras polémicas recurrentes que se dan en este pueblo, uno nunca sabe a qué palo agarrarse, pues mientras los tirios dan una versión, los troyanos responden inmediatamente lo contrario, poniéndose de manifiesto que alguien no dice la verdad, lo que en una democracia seria conduciría irremediablemente a la dimisión de alguien, pero en Españistán nadie sabe conjugar el verbo dimitir.
Con la piscina, decía, parece evidente el problema inicial: una chapuza de estudio de viabilidad realizado por un iluminado a mayor gloria de un programa electoral que había de ejecutarse sí o sí y costara lo que costara. Conste por tanto que a quien tenemos que agradecer el enorme marrón que Villena tiene sobre la mesa (un agujero anual de más de 100 millones de pesetas) es al Partido Popular de Celia Lledó.

Ahora bien. El PP no gobierna en Villena desde hace más de dos años, y por tanto es el actual equipo de gobierno el que tiene la obligación de hacer cuanto esté en su mano para solucionar, o minimizar, las pérdidas de la piscina, algo que pasa, en parte, por abaratar los precios y aumentar las horas de apertura para lograr una mayor afluencia de público. Eso, unido a una recuperación de la economía que antes o después llegará, bastaría para alcanzar, si no el equilibrio, sí unas pérdidas asumibles, en tanto que se trata de un servicio público que, al cabo, algo debe costarnos, al igual que nos cuestan dinero el Teatro Chapí, el piojo o el Conservatorio, por citar algunos ejemplos.

El problema está pues, hoy por hoy, en manos del alcalde, Francisco Javier Esquembre, y su concejal de Hacienda, David Molina, que sin que se le cayera la cara de vergüenza admitió el lunes ante el Pleno que lleva más de un año sin convocar la Comisión de Seguimiento de la piscina, órgano en el que deben tratarse todos estos asuntos, lo que, grave de por sí, viene además a confirmar que Molina y Esquembre llevan más de un año tomándonos el pelo con este tema. No en vano, fue Molina el que en agosto de 2012 anunció que iba a modificar tarifas y horarios, un anuncio que quedó en nada cuando el Pleno únicamente subió el IVA y el IPC, diciendo entonces el concejal que la modificación quedaba aplazada hasta fin de 2012, otro brindis al sol, como se ha visto.

El asuntó se olvidó hasta este verano, cuando EPdV ha rescatado el tema con las interesantísimas entrevistas a empresa y alcalde, que aseguró a comienzos de julio que “ahora sí” empezaban a estudiar la modificación de tarifas, lo que ha desmentido su propio concejal admitiendo que, en lo que a la piscina respecta, nos encontramos a día de hoy en el mismo punto que hace un año. Es decir, que o no se ha hecho nada, o lo que se ha hecho no ha servido para nada, que no sé qué es peor. Y mientras tanto, los villeneros a seguir pagando. ¡Viva y bravo!

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