Cartas al Director

Carta abierta a la Constitución

“Solo quiero pedirte que de una vez por todas se cumplan todos los derechos fundamentales contenidos en tu interior, especialmente los relativos a la igualdad efectiva ante la ley”

Estimada Constitución: me dirijo a ti como madre de todas las leyes, pues lo que hoy te quiero comentar, no estoy segura de si compete al Ministerio de Justicia o al de Igualdad, aunque creo que compete a los dos.

Recuerdo que para estos menesteres, en respuesta a la presión del movimiento feminista, en la segunda legislatura de la democracia se creó el Instituto de la Mujer. En principio estaba adscrito al ministerio de Cultura, pasando más tarde a depender del de Asuntos Sociales y después al de Sanidad. Lo cierto es que poco a poco ha ido desapareciendo la palabra mujer para dar paso al término igualdad. Igualdad: hermosa palabra que recoge la RAE en su 3ª acepción como “Principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y deberes”, pero ¡claro! Para eso hay que plasmarlo en leyes.

Y las leyes más importantes durante este periodo fueron: la 1ª Ley de Divorcio en el año 1981; la 1ª Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo en el 1984; la 1ª Ley para Promover la Conciliación de la vida Laboral y Familiar de las Personas Trabajadoras en el 1999; la Ley Integral Contra la Violencia de Género en el 2004 (aquí apareció por primera vez la palabra género, en vez de “violencia contra las mujeres”); la 2ª  Ley de Divorcio en el 2005; la 1ª Ley para la Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y hombres en el 2003; la 2ª Ley de Igualdad de Mujeres y Hombres en el 2005;  la 3ª Ley para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres en el 2007 y  después de 26 años por fin se consiguió la Modificación de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

También recuerdo cuando se creó el Ministerio de Igualdad que algunos periodistas malintencionados lo llamaban el ministerio de “igual da” ¿Graciosillos no? Pero ni daba igual antes, ni ahora. El nombre es muy importante.

Recuerdo en los inicios de la democracia nuestro empeño por ser nombradas, pues bajo el genérico masculino nunca se sabía si las mujeres estábamos incluidas. Y la máxima de  “lo que no se nombra no existe”, era uno de los signos del feminismo en aquellos tiempos.  Se ha debatido mucho sobre el lenguaje inclusivo; que si se hace farragoso el lenguaje escrito si nombramos niños y niñas, madres y padres, que para evitarlo ponemos la /a, que después colocamos la arroba, que ahora la sustituimos por la x… También en este tema aparecieron los “graciosillos de turno” utilizando el género gramatical femenino para todas las palabras, fueran del género que fuesen. ¿Y si utilizáramos el genérico femenino? —Pensaba, y sigo pensando yo— cuando sea pertinente, claro. Seguro que si lo ponemos en práctica veremos que nos resulta natural. Ninguna persona puede sentirse ofendida si decimos “buenas tardes distinguida audiencia”, o “buenos días estimadas personas”,  o simplemente se puede obviar el sujeto y decir “buenos días”, se sobreentiende que está dirigido a todas las personas presentes, oyentes o televidentes. Como vemos en cualquiera de estas fórmulas están incluidas todas las personas. Pero parece que esto no convence a todas las personas.

Estimada Constitución: desde hace un tiempo habrás comprobado que estás siendo elogiada por unas personas, pero denigrada por otras bajo el sambenito del “régimen del 78”. Tú sabes bien que ni es malo todo lo viejo, ni es bueno todo lo nuevo. Lo que hay que hacer es revisar lo viejo para suprimir lo que ya no sirve, y si es necesario sustituirlo por lo nuevo, pero respetando lo que siga siendo válido.



Y es que no solo no se han consolidado todos los derechos conseguidos, sino que estamos sufriendo un retroceso. Ahora, bajo una nueva modernidad pretenden que queden abolidos los géneros gramaticales: masculino, femenino y neutro y sean sustituidos por el supuestamente neutro “e”, como fórmula para convertir en neutras las palabras. Así dicen: “todes, nosotres…” o para nombrar a una mujer embarazada dicen: “persona gestante” ¿cómo que persona gestante? ¿Acaso no somos las mujeres las que gestamos y parimos?

Partimos de que ningún derecho en ningún país ni en ninguna época ha sido reconocido con consenso. Tampoco el derecho a la igualdad.  ¿Esto qué nos viene a decir? Que las mujeres hemos de estar siempre preparadas para defender nuestros derechos, porque éstos no se consiguen de una vez,  incluso algunos derechos pueden no ser para siempre.

Apreciada Constitución: para terminar solo quiero pedirte que de una vez por todas se cumplan todos los derechos fundamentales contenidos en tu interior, especialmente los redactados en los artículos 14 y 15, relativos a la igualdad efectiva ante la ley y el derecho a la vida, a una vida digna para todas las personas. Ya sé que para ello son necesarias las leyes, pero lo más importante de todo es que éstas se cumplan.

Por: Rosalía Sanjuán Ayelo

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3 comentarios

  1. Maravilloso.
    Si apoyas la creación de un ministerio para cumplir una función seguro que importante (hay muchas cosas importantes en la vida y no todas tienen un ministerio), entonces eres una persona sensata que le escribe cartas a la Constitución.
    Si opinas diferente y haces comentarios haciendo uso de tu libertad de expresión, eres un malintencionado y un graciosillo.
    Así dicho despectivamente….
    Lo dicho el régimen dicta las normas, el lenguaje y autoriza a insultar y expulsar del debate a los ajenos a la ideología.

  2. Para mi entender y después de haberla estudiado en su momento, además de llevar muchos años intentando saber realmente para qué sirve, nuestra Constitución Española o Carta Magna, únicamente es la excusa de la presunta clase política para hacernos creer que existe una Democracia, en la cual disponemos de unos Derechos y unos Deberes u obligaciones.
    Deberes u obligaciones todo el respetable sabe que los tenemos, pero cuando hablamos de derechos, vemos como los más fundamentales como son el derecho al Trabajo, a una Sanidad como es debido, a una Vivienda Digna, nos encontramos con que en relación al trabajo vemos que si no hay unos gestores lo suficientemente inteligentes en el gobierno (tengo ganas de ver eso), na de na. En relación a la Sanidad, y aunque en este país no podemos quejarnos, también prima en muchas ocasiones (y desgraciadamente lo hemos visto últimamente) las estadísticas y el partidismo, que lo mismo da el rojo que el azul que el verde. Y en el tema de la Vivienda, qué decir que cuando una entidad bancaria, salvada por todos los españoles te dice que te echa a la calle quedándose hasta con lo que has pagado, no encontramos ningún derecho porque solo están los derechos de los poderosos. Por eso y permítanme dar mi opinión sin censura, la Constitución Española, de cara a la galería y como excusa, es lo mejor que puede tener el pueblo español, pero únicamente para eso; luego hablariamos de justicia social, laboral, económica, etc…

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