El Volapié

Cataluña es España

La declaración de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural carece de carácter retroactivo y se deberá esperar a la sentencia del Tribunal Constitucional para saber si volverá a haber toros en Cataluña. Mi pronóstico es desfavorable porque este sanedrín es fiel reflejo del espectro político y mucho me temo que omitirá cualquier dictamen que pueda incomodar lo más mínimo a los compinches que el registrador tiene en aquella región española, que también es nación por obra y gracia de ZP, a pesar de que la Constitución afirme lo contrario.
Pero la mayoría de los catalanes –sólo hay que convivir un poco por allí para comprobarlo– no tiene culpa de la ralea política que hace y deshace a sus anchas porque estamos en democracia.

Durante la II República se celebró en el Congreso de los Diputados una sesión necrológica por la muerte de Francisco Maciá. En un momento dado, un diputado de la CEDA lanzó el grito de “¡Muera Cataluña!, lo que motivó la intervención de José Antonio Primo de Rivera:

Este diputado, que no pertenece a ninguna minoría, se cree por lo mismo con voz más libre para recabar para sí y se atrevería a pensar que para todos, esta fiducia: la de cuando nosotros empleamos el nombre de España, y conste que yo no me he unido a ningún grito, hay algo dentro de nosotros que se mueve muy por encima del deseo de agraviar a un régimen y muy por encima del deseo de agraviar a una tierra tan noble, tan grande, tan ilustre y tan querida como la tierra de Cataluña. Yo quisiera que el señor presidente y quisiera que la Cámara separase, si es que admite que alguien faltó a eso, a los que, cuando pasamos por esa coyuntura, pensamos como siempre, sin reservas mentales, en España y nada más que en España; porque España es más que una forma constitucional; porque España es más que una circunstancia histórica; porque España no puede ser nunca nada que se oponga al conjunto de sus tierras y cada una de esas tierras.

Su arenga apenas duró un minuto y medio pero levantó una salva de aplausos entre los diputados y fue recogido –en síntesis– en la edición del 5 de enero de 1934 del periódico Luz junto con una breve declaración de este político, que decía al periodista:

“Me encuentro sorprendido de que el nombre de España haya producido en la cámara una reacción tan significativa, pues de ella se deduce que las tres cuartas partes de las Cortes posponen a sus pasiones y sus intereses partidistas el nombre de la Patria”.

Las cosas no han cambiado mucho y además en este momento sobre las cabezas de los súbditos de Su Majestad penden las espadas amenazantes de quienes aspiran a la secesión mientras que el Gobierno de España ni corta por lo sano la operación –suponiendo que sea ilegal– ni da las facilidades pertinentes –en caso de sea una aspiración legítima– para que se zanje el asunto sea cual sea el veredicto.

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