De recuerdos y lunas

Como el toro

La ministra Narbona, como nosotros para titular esta sección, le ha tomado un verso a Miguel Hernández: "Como el toro me crezco en el castigo". Nuestro verso, "de recuerdos y lunas", pertenece al "Cancionero y romancero de ausencias": "Perseguidos, hundidos / por un gran desamparo / de recuerdos y lunas, / de noviembres y marzos, / aventados se vieron / como polvo liviano: / aventados se vieron, / pero siempre abrazados." El de la Ministra, es de "El rayo que no cesa". Poema veintitrés, tercera estrofa: "Como el toro me crezco en el castigo, / la lengua en corazón tengo bañada / y llevo al cuello un vendaval sonoro."

Las dos poesías son de amor. Nuestro verso lo cogimos cuando nos vinimos con Carlos Prats a EPdV, a este nuevo Macondo como dibujó genial el proyecto en su comienzo el colega Juan Ángel Conca, siempre lúcido. Entonces cogimos el verso, más allá del amor, porque recuerdos –esto es, memoria– y lunas, que nosotros leemos como ilusiones, era lo que nos proponíamos escribir. Memoria e ilusiones. Luego, la realidad nos ha dictado algunas columnas que deberían ampararse bajo aquella sección que tuvimos cuando la última revista mensual "Villena" y que titulamos "Ex abrupto". Porque algunas letras mías son, dichas con viveza, inconvenientes. Pero yo, siendo dueño de ellas, no puedo siempre controlarlas. Se me escapan. Yo quisiera sólo literaturas, pero el día a día avienta temas de los que no nos podemos escaquear.

La Ministra, también más allá del amor, ha echado mano del verso para afrontar la dirección de la gestora del PSOE madrileño (PSM), un partido herido en la urnas. Y viviendo la responsabilidad como castigo, Narbona quiere mimesis con el toro en una imagen afortunada para expresar la resignación sin perder la dignidad ni la fuerza. Pero la imagen, siendo hermosa, está trucada. Porque yo creo que Narbona equivoca los papeles. En el caso que le ocupa me temo que le tocará ser, antes que toro, torero. Porque el toro, y embolado, es precisamente el PSM. Así, paradojas de la vida, a la Ministra que ha hecho algún asco a la lidia, le tocará lidiar. ¡Ay si tuviera ahora la añorada pluma y la sabiduría taurina de mi vecino Paco Gracián para glosar que la Ministra queriendo ser toro tendrá que ser torero!

El puente de mayo estuvimos en Madrid. Los periódicos de la capital se hacían eco de lo que había pasado en la reunión del Comité Regional del PSM. Ahí tiene Narbona materia para afrontar su cometido. Allí, donde de setecientos representantes sólo acudieron unos setenta, algunos afiliados manifestaron su descontento: "El modelo de campaña, basado en imágenes y frases prefabricadas y sin contar con la militancia, produce hartazgo." Pero el que dio la puntilla fue Cándido Fernández, edil del ayuntamiento madrileño que ya no será. Fernández denunció la ignorancia del equipo de Miguel Sebastián ante la realidad de las cuentas municipales y otros pormenores para concluir diciendo: "Sabéis que los programas son secundarios, que lo importante son las listas, pero estamos demostrando que la falta de rigor no importa, que los compromisos tampoco, que la seriedad es cosa ajena, y encima todos a una seguimos diciendo que el armiño que cubre al rey es maravilloso. Yo aquí digo que el rey está desnudo."

Toro o torero, por ahí tiene Narbona su hora de la verdad. Si quiere ser torero, ¡suerte maestro! Si insiste en ser toro, que no olvide –para que no le pase– el terceto que cierra el soneto que cita: "Como el toro te sigo y te persigo, / y dejas mi deseo en una espada, / como el toro burlado, como el toro."

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