Escena 1
En el Monopoly de la vida, a todos nos llega el momento de tener que pasar por la casilla de salida, lo cual implica acudir a una de esas entidades bancarias que se han modernizado de tal manera que el cliente se siente tan perdido como abrumado. Al final, todos esos cambios deberían repercutir en beneficio de la comunidad, pero la realidad es que el parroquiano medio tiene una percepción de desamparo bastante preocupante.
Si, a esta tendencia a “deshumanizar humanizando” el trato con el público, sumamos el hecho de que la Humanidad entera está atravesando una pandemia como la que nos ocupa, el “asepticismo” imperante hace que, en una sucursal bancaria de unos sesenta metros cuadrados, la entidad permita estar a tres cajeros, un director y dos clientes. Lo que viene siendo Pelé, Melé y el mocho de la fregona.
Como las cosas de la vida nunca vienen solas, podemos añadir a este cóctel tan abrasivo la presencia de Andrés López y Juan José Alcañiz, que acaban de aparcar el coche del primero (un Peugeot 206 del 2001) en una zona de estacionamiento limitado.
- Juanjo, tío, te dejo las llaves puestas.
- Vale.
- Si viene un guardia, le dices que papá viene en un momentito.
- ¡Oh! ¡Qué salero tiene mi niño!
- ¡Buah! ¡Menudo día más malo hace!
- A ver si hay suerte y se te lleva el viento.
- ¿Me ves más delgado?
- ¡Tira pal banco!
- Te voy mandando mensajes, ¿vale?
- ¡Que sí, pesao!
* * *
- Perdonen, ¿el último?
- ¡Ahora tú! Jajajajaja. Nosotros no sé si vamos a entrar, porque me he venido con mi sobrina, que tiene que mirar un recibo del agua que se lo han cobrao doble...
- ¡Ah, ya!
- Media hora llevamos aquí, pelaos de frío.
- Tío, yo creo que me voy a ir... que está mi madre en el coche.
- ¡Ostras el coche! Disculpen, tengo que mandar unos mensajes.
* * *
- Juanjo, tío, tengo que esperar en la calle y aquí hay unos personajes muy... pintorescos.
- ¡Pues haz las cosas desde la app del banco, como todo hijo de primate!
- Que no, que no, que desde que todo va con los ordenadores, va más lento.
- ¡Mira que eres barroco, Andresito!
- Si te contara... aquí tengo un cuadro flamenco...
- Cuenta, cuenta, que estoy más aburrido que Chuck Norris en Misa del Gallo.
- Pues a mi izquierda, sobrina y tío se debaten entre irse o entrar a liar una tangana por unos recibos equivocados o no sé qué. En el cajero de la derecha, un señor delgado con gafas de culo de vaso, intenta hacer un ingreso y recita en voz alta cada número y letra que teclea.
- ¡Vaya planazo!
- ¡Ya ves! Lo mejor es que el hombre tiene un perrete muy salao. Sale un tipo de dentro.
¡Joder! ¡El tío de las gafas acaba de estornudar!¡Y se ha quitao la mascarilla para hacerlo! - ¡No me jodas!
- ¡Claro! ¡No se va a dejar los viruses dentro! ¡Menudo ascazo! Sólo espero que nadie me pida la vez.
- Jajajajajajaja
- Juanjo, no te lo vas a creer: una chica me acaba de pedir la vez.
- Jajajajajajaja ¡Tío! ¡Hazte el muerto!
- Ríete, pero esto es superior a mí. El tipo de los gafarrones ha entrado. Los parientes se han ido por la sombra. El perrete espera a su amo. ¡Ay, el perrete!¡Qué bonico el perrete!
- Céntrate, Andrés.
- Entro ya. Me voy a sentar con Vicente, que es un cajero modelo y me llama don Andrés.
- Vicente no falla.
- … pues hoy dice que no va fino el sistema... ¡por favor! ¡Hágase un Excel, caballero! ¡Ostras ! ¡Creo que me he colao al tipo de las gafas! Tiene una cara de mala hostia... Jajajajajajajajajaja
- Estás muy mal, Andrés.
- ¡Yo qué sé! He entrado, he visto a Vicente libre y me he sentado en su mesa.
- Eres de traca mora...
- Vicente se va a almorzar. Me deja con un becario.
- ¡Vicente no falla!
Escena 2
- Buenos días, Avelino.
- Buenos días, señor Alcalde. ¿Me permite?... la temperatura... ya sabe...
- ¡Oh! ¡Claro! Disculpe. Creo que no me voy a acostumbrar nunca a esto...
- Es rutinario. Recuerde el cambio de pesetas a euros...
- Sí, la rutina... imprevisible siempre... ¡Yo todavía pienso que 6 euros son mil pesetas!
- Si esa es su forma de adaptarse a los cambios y le funciona...
- ¡Buenos días, pareja!
- Buenos días, don Andrés.
- Buenos días.
- Avelino, pégueme el tiro en la frente, que tengo una mañana movidita.
- Treinta y ocho con tres... me temo que su mañana va a tener que esperar un poco.
- ¡Hostias!
- Andrés, ¿te encuentras bien?
- Un poco cansado, pero bien... ¿Qué hacemos ahora?
- Pues, de momento, enciérrate en tu despacho y no veas a nadie. Avelino, vamos a desinfectar todo. Llame antes al centro de Salud... y que no entre ni salga nadie de aquí.
- No se preocupe, señor Alcalde.
- Si me da la llave del cuarto de limpieza, voy trayendo cubos y cosas.
- Aquí las tiene.
- Avelino, active el protocolo.
Escena 3
“Roque Acevedo: Desde nuestro lugar en la oposición, pedimos que se pulan responsabilidades por el positivo en Covid-19 del Concejal de Hacienda, Policía y Personal, Andrés López”. (Diario digital La Mirada del Sureste).
Escena 4
- Roque, ¿podemos hablar un momento?
- ¿Cómo estás, Andrés?
- ¿Que cómo estoy? ¡Hasta los cojones de que seas tan marrullero, Roque!
- ¡Andrés!
- ¿A qué viene eso de que di positivo en Covid? ¡Los resultados me los han dado hoy! ¡He dado negativo, Acevedo!
- … yo...
- Mira, Roque: es la segunda vez que me la quieres meter doblada. La primera fue en el capítulo 21, ¿recuerdas? Aquel follón con la Guardia Civil y ese rollo...
- Andrés, no creas que es algo personal...
- ¿Que no es personal? ¡Yo me cago en toa la leche que has mamao!
- ¡Andrés!
- ¡Mira, niñato! Si yo no fuese como soy, te habría partido la cabeza por difamar dos veces contra mí... ¡No va a haber una tercera vez!
- …
- ¡No va a haber una tercera vez!
- … descuida...