Apaga y vámonos

Crisis, totalitarismos… y circos

Ya saben que la historia es cíclica y, por tanto, tiende a repetirse, y en cualquier manual encontramos las causas que condujeron al nacimiento de los ismos que destrozaron medio mundo el pasado siglo –fascismo, nazismo, comunismo…–, ideologías que difícilmente podrían haber prosperado en un entorno socio-económico diferente al que vivieron en su momento, marcado a sangre y fuego por los estragos de la primera Guerra Mundial y la tremenda crisis de económica de 1929, que cada día se parece más a la que estamos sufriendo ahora.
Ahora, como en el primer tercio del siglo XX, los extremismos han encontrado en la desesperanza, el desencanto y el miedo de las clases populares a su mejor aliado electoral. El fantasma extremista recorre Europa y repite consignas: no al euro, no a la UE, no a la inmigración, no a los rescates bancarios, islamofobia, identidad nacional para dividir y populismo para convencer. Marine Le Pen suma un 20% de los votos en las presidenciales francesas; en Alemania, 12 escaños de los landers están ocupados por radicales; en Bélgica, los xenófobos de Vlaams Belang tienen una docena de diputados en el Parlamento Federal y ganaron las elecciones en Amberes (500.000 habitantes); en Holanda la extrema derecha tuvo un 15% de sufragios en las últimas legislativas; en Hungría, son tercera fuerza parlamentaria; en Finlandia cuentan un 20% de apoyos; en Italia, son una institución en el norte; en Dinamarca son tercer grupo parlamentario; y en Grecia, posiblemente el país más hundido por la crisis, apalean inmigrantes los neonazis de Amanecer Dorado mientras sus 18 diputados chantajean constantemente al Parlamento.

En España, y toquemos madera, estos partidos no pasan por ahora de ser minorías anecdóticas, que sobreviven como pueden en los márgenes del sistema –un sistema podrido y que hace aguas, pero ésa es otra historia– sostenidos por un puñado de nostálgicos y unos cuantos descerebrados que se han rapado las neuronas en lugar del pelo. Y luego está Villena, donde parece que el circo se ha instalado para siempre.

Hace unos días me encontré en mi buzón un panfleto –y no es el primero, además de la continua morralla que envían por Internet– firmado por Falange Española y de las JONS, lo cual podría llevarnos a la preocupación en vista del innegable auge que está viviendo la extrema derecha en Europa. Por suerte, quien se encuentra detrás –o al menos eso quiere hacernos creer– de la renacida Falange villenera es un viejo amigo, un individuo peculiar que ha intentado medrar en el PSOE, en el Centro Democrático Liberal, en Ciudadanos – C´s y finalmente concurrió a las últimas elecciones locales de Villena bajo las siglas de Participación Ciudadana del Pueblo. ¿Aún no saben quién es? Pues ya se enterarán, porque me parece que durante los dos próximos años nos va a salir hasta en la sopa… y yo que me alegro, más que nada por las risas que nos vamos a pegar a su costa.

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