Cartas al Director

Crónicas de la pandemia VII

Prohibir las concentraciones del 8M por razones de salud pública es ignorar que las mujeres llevan toda la historia de la humanidad cuidando de la salud pública

Sin pretender dar por sentado que el apellido imprima carácter, al delegado del gobierno de la Comunidad de Madrid le parecen mucho más peligrosas para la salud las concentraciones de mujeres el día 8 de marzo que las manifestaciones de “los cayetanos” en coche o a caballo, de los negacionistas con o sin mascarilla o de los nazis que finalizan su “jocoso” recorrido con invitaciones a abrazarse “porque el fascismo es alegría” y a exterminar a los judíos porque son los que tienen la culpa de todo –incluso de que ellos sean tan ignorantes y odiosos–.

Así están las cosas. Lo que podríamos esperar del discurso de ese partido que tiene tres enormes letras en las que se resume su lema de campaña, ideario y programa (Vota Odio y Xenofobia), de repente se pone en boca de un delegado del gobierno que entiende que las mujeres no van a saber organizarse para respetar las normas de la pandemia y van a poner en riesgo la vida de todos los madrileños, y por extensión de los españoles, más de lo que lo hace a diario la presidenta de la comunidad autónoma de Madrid. Si el señor José Manuel Franco Pardo prohíbe las concentraciones del 8M por razones de salud pública es porque, definitivamente, ignora que las mujeres llevan toda la historia de la humanidad cuidando de la salud pública.

Y en este momento, haré una digresión: Algunas nos preguntamos qué estaría pasando en España si en lugar de ser la Comunidad de Madrid la que se está riendo sistemáticamente del resto de los españoles con su normativa antiCovid acientífica e insolidaria, lo estuviera haciendo otra autonomía (pongamos, por poner una, Catalunya). ¿Cuántos patriotas hubieran cantado ya el “A por ellos oé”?… Y si las catalanas hubieran construido un Cendal que iba a costar 50 millones de euros y finalmente salió por 100, ¿no estaríamos hablando del 155 o directamente del día del fin del mundo?

Pues eso. Que viva el 8M y la lucha de las mujeres. Que nadie apague esa llama de la igualdad –de las pocas que continúan encendidas– que nos alumbra en la búsqueda de un mundo mejor y que el año que viene volvamos a llenar las calles con determinación y alegría.

Para finalizar, me vais a permitir que, por una vez y sin que sirva de precedente, termine esta séptima crónica con un poema que escribí en honor de todas las mujeres. Un poema, más o menos bueno, no es ningún fenómeno extraordinario y os aseguro que no hace daño a nadie. Su lectura no menoscaba la hombría de los hombres más recios; de hecho, se han dado casos de que algún individuo, después de leer a Joan Margarit, se ha ido a ver un partido de fútbol. De manera que invito a los varones a ser valientes y a entrar en él como lo haría cualquier mujer.

AMAR A LAS MUJERES

Se decreta el deber de amar a las mujeres

Incluso a las que nunca nos amaron

A partir de esta fecha
es necesario amar a esas muchachas
que siempre nos miraron
como miran los libros los jilgueros

a las que murmuraban calabazas
en el je t’aime lascivo
de las bolas de espejo
en círculos concéntricos

Dicen las nuevas leyes que debemos
admirarlas
y amarlas

si miramos sus ojos tan cansados
la alopecia triunfante de sus machos
inquilinos en barras de vencidos

¡Ahora es necesario!
Amar
a esas muchachas a las que no besamos
y nunca despertamos
de sus sueños
errantes
por cazuelas y platos
amontonados en el fregadero

Amarlas

En nombre del amor que malgastaron
Los cántaros de amor
que malvendieron
haciéndose mujeres
sosteniendo la cuerda de los funambulistas

Amarlas

Por el portal de luz que siempre abrieron
Por soportar el mundo en sus espaldas
en vez de reventarlo de un hachazo
Por todos los domingos laborables
Por yacer y fingir y pasar asco
Por todas las miradas de desprecio
Por todos los “ya ves”, “yo te lo dije”
“si me hicieras más caso…”
por todas las comidas que nunca envenenaron.

Amarlas
aunque nosotros fuimos
una mota de polvo en sus vestidos
remolinos de viento
la parte mineral de aquél paisaje

Pero

¿Cómo no amarlas?

Si han estado al horario de todas las pastillas
Si han llevado en su pecho el alimento
Si se han quedado lívidas en todos los altares
de las abandonadas
Si se han quedado pálidas
en los charcos de sangre
y en el miedo

¿Cómo no amar a todas las mujeres
que en estos tiempos de hombres desertores
defienden con sus uñas
sus labios
y sus nanas
las trincheras de todas las batallas?

Por: Felipe Navarro

(Votos: 14 Promedio: 3.3)

2 comentarios

  1. Si ya fue negligente la celebración de las manifestaciones el año pasado teniendo informes de la gravedad de la situación desde Enero de 2020, como para hacerlas después de los 120.000 muertos que estiman las funerarias.

  2. Cuando pase todo esto, la manifestación debería ser contra la verdadera desigualdad:
    la de la generación joven perdida por culpa del mercado laboral que tenemos

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