Abandonad toda esperanza

Distribuye o revienta

Abandonad toda esperanza, salmo 328º
Cuando la crisis económica aprieta y hay que recortar, la primera víctima siempre es la cultura. Esto me recuerda, pese a su significado distinto, aquella frase que se le ha atribuido, entre otros, al líder de la Gestapo Hermann Göering: "Cuando escucho la palabra 'cultura' echo mano de mi revólver". El único modo que tiene nuestro cine de enfrentarse a estos recortes drásticos en subvenciones y demás es con altas dosis de ingenio, como el demostrado por Paco León en su debut tras las cámaras; muchos lo recordarán por su papel en la serie Aída, aunque últimamente se hable más de él como el pionero que ha puesto una pica en Flandes enfrentándose al sistema de exhibición cinematográfica patrio al estrenar su film Carmina o revienta en cines, DVD e Internet al mismo tiempo. Una decisión impulsada por el hecho incomprensible de que los exhibidores demanden una ventana mínima de catorce semanas para poder explotar la película en otros formatos... cuando luego se la ventilan de la cartelera en cuanto llega el blockbuster de turno.

La película, sea en el formato que sea, merece ser vista: con un presupuesto reducido y utilizando a la familia con toda la desvergüenza del mundo, el realizador construye un retrato aparentemente documental de su madre, Carmina Barrios, con la ayuda de su hermana -la actriz María León- y apostando por la mezcla de ficción y realidad de tal manera que la frontera entre una y otra se diluye por completo. El resultado final triunfó en el festival de Málaga con tres premios de los gordos, y es uno de los estrenos españoles más taquilleros a la vez que uno de los DVD más vendidos y una de las películas más alquiladas en plataformas digitales. Triple triunfo pues para su principal responsable. Ah, y por si se preguntan en qué formato la vi yo: una semana después de su lanzamiento busqué la manera de descargarla ilegalmente, solo por curiosidad (lo juro), y fue imposible. Me huelo que a los cibernautas, deseosos de fastidiar a los empresarios exhibidores, por no hablar de la SGAE, les cae muy bien Paco León. Así que la compré en unos grandes almacenes por menos de seis euros; es decir, mucho más barata que los siete con cincuenta que me cobrarían por una entrada en cualquier cine. Las últimas noticias que tengo al respecto es que pronto podrá adquirirse de regalo con la prensa. Los dos años habituales comprimidos en tres semanas: chúpate esa, González Macho.

Otro que también ha apostado por vías de exhibición alternativas ha sido David Trueba, cuya última película, Madrid 1987, acaba de ser editada en formato digital por Anagrama junto con el guion del film. No olvidemos que la editorial catalana, que se estrena así en el campo audiovisual, ya contaba en su catálogo con varias novelas del realizador. El film, un experimento rodado sin ayudas y que intenta (con éxito) hacer de sus limitaciones un logro, pasó como una exhalación por los cines (pocos); ahora podemos disfrutar en casa de esta historia bastante casera, que transcurre en su mayor parte dentro de un cuarto de baño donde los dos protagonistas se quedan encerrados durante un fin de semana. Ambos personajes están interpretados por un extraordinario José Sacristán y una María Valverde que mantiene el tipo frente a su compañero. Rodar en un espacio tan reducido es una manera tan buena como cualquier otra de abaratar gastos, porque en cuanto al guion, los folios y el bolígrafo valen lo mismo para escribir uno bueno que uno malo. Y el de Trueba, como era de esperar, es espléndido.

Carmina o revienta se proyecta en cines de toda España y está editada en DVD por Cameo; Madrid 1987 está editado por Anagrama.

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