Vida de perros

El año del pelotazo

Oigo decir que este va a ser el año del pelotazo. Que como el equipo de gobierno no ha hecho nada hasta el momento, se va a gastar gran parte del presupuesto de este año en fuegos de artificio. Que además no va a haber soterramiento, ni tercer instituto, ni centro de ocio, ni casco antiguo, ni vial, ni agua. En definitiva, que este año no tendremos nada útil pero sí tendremos conciertos, teatro, fiestas… (lo que aquel concejal opositor denominaba carpas, zarandajas y fandangos).
Pasada de moda la época de crispación –¿la hubo?– llegan los días de la acusación. Si se anuncia el soterramiento, la oposición dice que hemos dado dos pasos atrás. Si se aumentan los presupuestos sociales, la oposición –quien decía que no se había invertido en lo social– dice que no es coherente respecto al presupuesto. Si la señora alcaldesa se tiñera rubia platino la oposición apostaría por las morenas. Un cómodo camino para la oposición. Y aunque cierto es –no en el sentido en que habla la oposición– que echamos de menos muchos de los proyectos que esperábamos del tripartito, que reina cierta decepción en cuanto a lo que imaginábamos que harían, tampoco tenemos argumentos para clamar al cielo por la ineficacia de sus gestiones. Resultados hay, algunos de ellos saltan a la vista. Quizás se han logrado con menos “paripé”, han tenido menos presencias de alta alcurnia, pero se ha trabajado en ello y se ha conseguido. No entiendo cuando se dice que el equipo de gobierno miente –me aterra pensar que mientan–, quizás se ha tratado de mentiras piadosas para ganar tiempo, de excusas que justifiquen algunos retrasos, de “tapa-bocas” para los impacientes.

Si yo tuviera que hablar de algo que me falta, obviando lo imposible de obviar, me levantaría contra las Concejalías de Cultura y Juventud. Concejalías siempre desatendidas que el tripartito quiso hacer fuertes. ¿Quiso pero no pudo, quiso pero se quedaron en un cajón como siempre ha ocurrido, quiso pero no quiere? Sea como sea no he visto nada nuevo en ninguna de estas áreas. Ningún proyecto a medio plazo, ninguna actividad novedosa, ningún acercamiento a los problemas y necesidades. Todo sigue igual. Es por esto que me resulta todavía más curioso que se realcen ambas concejalías en este año del pelotazo. Concejalías que parecen ser como las bolas del abeto, se sacan del armario cuando llegan las fiestas (no las de Árabes y Cristianos). No se trata de pasar una Nochevieja loca en el Waldorf para encontrarnos el día uno con un bonito recuerdo y los bolsillos vacíos. Se trata, una vez más, de crear tejidos, facilitar medios e infraestructuras, promocionar productos. Se trata de establecer planes a corto, medio y largo plazo. Tales medidas estimulan el crecimiento, provocan la participación, facilitan un asidero donde afianzarse en el maremagno cultural. La gente joven tiene poco más que vacío por delante, podemos hacerles creer en un apoyo que –posiblemente– el día de mañana quieran borrar o establecer según lo que el tiempo nos traiga.

Yo no creo nada de nada –no a unos, ni a unos ni a otros–. Bien es cierto que de cara a las siguientes elecciones este debe ser el año de hacerse notar, y así lo harán: unos haciendo, otros criticando lo que se haga tanto como lo que no se haga. Pero usted y yo, querido, nos vamos a quedar tal cual. Llegarán los exámenes de fin de curso para los políticos y usted y yo, querida, nos quedaremos igual. Los fuegos de artificio iluminarán el cielo y nosotros continuaremos tropezando con la misma piedra.

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