El Ordenanza

El Camino del Sureste

El Ordenanza. Capítulo 250

Escena 1

  • Y así, para celebrar el capítulo 250, se me había ocurrido que vamos a hacer el Camino de Santiago.
  • ¿El camino de Santiago?
  • El Camino del Sureste, claro.
  • Eso son… unos 1050 km de recorrido.
  • ¡Yo hubiera preferido la típica comida de empresa!
  • ¡A mí me parece una idea genial, la verdad!
  • ¡A mí me parece una mierda!
  • ¡Eres un blasfemo, Manocuero!
  • ¡Blasfemo mis pelotas! ¡Lo que no soy es gilipollas! ¡Venga andar para encontrarte a ti mismo! ¡Eso lo hago yo todos los días sin salir del bar!
  • ¡Oiga! ¡Que yo he hecho el Camino 5 veces!
  • ¡Y así se te ha quedao el cerebro: frito!
  • Señor Manocuero, usted es muy libre de venir o no.
  • Pues no voy.
  • A ver: ¿Alguien más no quiere venir?
  • Yo no es que no quiera, es que he sacado una beca para dar clases en Islandia y…
  • Bueno, Elisa. Espero que te vaya bien allí.
  • Una preguntica, alcalde.
  • Dime, Vicente.
  • ¿sabes si el camino atraviesa muchos puentes y bosques?
  • … No sé. Imagino que sí.
  • Es por llevarme cuerdas para ahorcarme y eso… ya sabes…
  • ¡Hombre, Vicente! ¿Es totalmente necesario?
  • Es que nunca he estado por aquellas tierras y…
  • Bueno, siempre que no entorpezcas el avance del grupo…
  • ¡Perfecto!
  • ¡Qué ganas tengo de ver a mi prima segunda Elvira Caldeiro, la meiga resident de Bouzas!
  • Señora Úrsula, que no vamos de visita, mujer.
  • ¡Yo me cojo la escoba y estoy donde quiera en un suspiro, rapaz!
  • ¡Qué largo se me va a hacer el camino!
  • Si quieres te puedo llevar en la grupa, alcaldesito.
  • Deje, deje, doña Úrsula. Ya me acostumbraré a andar penando con el grupo. Hablando de penar. ¿Alguien ha visto a Nuria Moltó? ¿Alguien ha visto a mi cuñada últimamente?
  • ¡Pero si murió hace años!
  • He pensado que, lo mismo le apetecía pulular por los húmedos bosques gallegos, a ver si se topa con la Santa Compaña.
  • No estoy seguro de que pueda venir, hermanito. Con eso de que el Papa Francisco está quitando el Purgatorio y el Infierno y eso, todas las almas en pena están desorientadas. El que sí viene en Juanma Jr., tu sobrinito.
  • ¡De eso nada!
  • ¿No vas a permitir que venga?
  • No.
  • ¿Porque es menor?
  • No, hermanito: es porque vamos a pernoctar en varios albergues y, con sus antecedentes, paso de que destroce alguno con sus amiguitos de Vox.
  • ¡Déjalo, papá! ¡Caminar es de progres!
  • ¡El Abu y yo vamos!
  • ¡Pedo Fdoilán, hijo! ¿No ves que tengo la cadeda hecha una miedda? ¿Cómo voy a haced la Domedía.
  • ¡Abuelo, no me jodas! ¡Que en Galicia hay farlopa a cascoporro!
  • Pues si quiedes que vayamos, me tenddás que llevad en silla de duedas.
  • ¡Abu, te llevo a cosqueretas si hace falta.
  • ¡Qué bueno edes conmigo, Fdoilán! ^pod eso edes mi nieto favodito!
  • Por cierto, Abu: Vic no podrá venir. Tiene que tumbarse en alguna playa a no hacer nada para un nuevo patrocinador.
  • Cdeo que es la más lista de la familia, sin duda: ha conseguido dentabilizar la vagancia.
  • Gabriela, Andrés. ¿Vosotros sí venís, verdad?
  • ¡Por supuesto! Hemos estado “investigando” sobre la vida de Ramón Romasanta, el lobisome gallego que, con engaños, mataba niños y mujeres, les sacaba el sebo y lo vendía en Portugal.
  • … Bueno… Cada loco con su tema. Os apunto y ya gestionáis vuestras movidas vosotros. Juanjo, ¿Clara y tú venís?
  • No puedo, alcalde: he de quedarme a supervisar las obras de la avenida de la Constitución.
  • ¡Vale! Lo reconozco: no me apetece una mierda pegarme una panzada a caminar para nada.
  • ¡Pues no pongas excusas ridículas, hombre! ¡La obra no la has revisao en todo el tiempo que lleva!
  • ¡Ya, tío! Es que no estoy pasando por un buen momento…
  • Juanjo, a mí no me tienes que convencer. Has decidido no dimitir, a pesar de no hacer tu trabajo y seguir cobrando del erario municipal. Es lícito, aunque yo no lo considere limpio.
  • ¡No seas tan duro, alcalde!
  • Tus irresponsabilidades nos han llenado de mierda hasta el cuello, Juan José. Mejor no te vengas. Así yo también descanso de ti.
  • Nosotros sí que vamos, alcalde.
  • ¿A cuántos apunto, Roque?
  • A mí, a Mostoboy, a Mari Carmen Martínez Clemor, a Alfonsina y…
  • ¡A mí! ¡No me perdería una peregrinación por nada del mundo!
  • ¿Y tú quién eres?
  • Es Anal·lítica, la super heroína con el culo de piedra de Vox.
  • ¡Joder! ¡No nos quitamos de encima a los rancios estos ni con agua y vinagre!
  • ¡Estamos en un país libre, alcalde!
  • Es paradójico que utilicéis esa libertad para tratar de abolir libertades… pero bien, si quieres venir, no seré yo el que te meta palos en las ruedas.
  • ¿En las ruedas? ¡Yo querría hacer el camino a caballo!
  • ¡Eso sí que no! Si quieres venir con nosotros, lo deberás hacer a pie. No vamos a consentir ningún tipo de uso de ningún animal.
  • ¡Desde siempre ha habido jinetes y monturas! ¡Es algo natural! El Cid y Babieca, Alejandro y Bucéfalo, Don Quijote y Rocinante, Woody y Perdigón…
  • Oye: ¿tu superpoder no será aburrir soberanamente a la gente, verdad?
  • No, hombre. ¡Mi superpoder es la fuerza de la patria! Espero visitar el Pazo de Meirás y rezar dos Padrenuestros y tres Avemarías para que España vuelva a ser Una, Grande y Libre.
  • Sí, sí. Sobre todo libre. ¿Me dejo a alguien?
  • Si cuentas con Avelino, Aurora, Veda y Raw, creo que estamos casi todos, cariño.
  • ¿Nos vamos a llevar a Raw, Sira?
  • ¡Mejor eso que dejarlo en casa, amor!

Escena 2

Como habrá visto, estimado lector, hemos querido celebrar el capítulo 250 con un viaje que, para muchos, está lleno de misticismo y de autoconocimiento. A nosotros, los personajes del Ordenanza, nos da igual el rollo ese del reencuentro con uno mismo. Es más, creemos que esta experiencia (consumista, en muchas ocasiones) está sobrevalorada, aunque en estos tiempos de autoayuda, de proactividad y empoderamiento, sea indispensable haber recorrido el camino de flechas amarillas para ser considerado todo un gurú. Uno puede encontrarse a sí mismo en el parque de abajo o, ni siquiera tener la necesidad de encontrarse a sí mismo: ciñan sus creencias según les acomode, que todas tienen cabida, amigos. Creemos que el camino de Santiago es un reto, eso sí, pero que no cambia a aquellos que no quieren cambiar: el tigre no puede cambiar sus manchas. Esto, para el que se dé por aludido y pueda molestarse, es una visión totalmente personal, sin ánimo de ofensa y con la transparencia del que dice lo que piensa, sin más. Así les emplazamos, como todos los jueves, a seguir disfrutando de nuestras aventuras y desventuras.

¡Salud!

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