Sucesos

El Castillo, sin iluminación por culpa de un robo

Sobre las 20 horas de la tarde del martes, funcionarios municipales se sorprendían al comprobar que el sistema de iluminación del Castillo de la Atalaya no había entrado en funcionamiento a la hora programada. Tras hacer acto de presencia en el lugar, comprobaban que lo que realmente ha sucedido ha sido el robo del cable de cobre de dicha instalación eléctrica.
Tras tener conocimiento de lo sucedido, se ha informado al edil de Obras, Juan Francisco Richart, quien ha dado orden de que el alumbrado vuelva a funcionar lo antes posible, máxime teniendo en cuenta la decoración que acompañará al Castillo con motivo del inminente Mercado Medieval, que se celebra este fin de semana. El miércoles por la mañana, desde primera hora, operarios municipales procederán a la instalación de un nuevo alumbrado, aunque sea provisional, en tanto se adquiere un nuevo sistema de iluminación.

Por el momento, no se tiene idea de quién puede hacer efectuado este robo, aunque también ha trascendido que últimamente están desapareciendo las puertas de algunos contadores de luz y agua, que al parecer están fabricados con materiales que, como el cobre, tienen cierto valor en el mercado.

Un delito en auge
Durante los últimos meses, son multitud las noticias relacionadas con los robos de cables de cobre. Habitualmente, los ladrones abren las arquetas o las puertecillas de las farolas, enganchan los cables a un vehículo y tiran de ellos hasta conseguir extraer el máximo posible de metros, que luego pelarán para conseguir el cobre, un metal que ha subido como la espuma en el mercado internacional. Una vez limpio, se vende en chatarrerías, probablemente de fuera de la ciudad, ya que cuando se entrega esta mercancía hay que identificarse con el carné de identidad.

Por cada kilo que aportan pueden cobrar alrededor de 6 euros y para reunirlos se necesitan al menos tres metros de cable, lo que justificaría la cantidad que tienen que conseguir. Los ladrones saben qué se traen entre manos, de manera que acuden al lugar de los hechos con guantes aislantes y las herramientas pertinentes para llevar a cabo su cometido; hay veces, incluso, en las que se han preocupado por eliminar antes el suministro eléctrico con el fin de minimizar riesgos. Una prueba del conocimiento que tienen sobre esta cuestión es que suelen actuar sobre las redes de alumbrado público porque tienen menos potencia que las del suministro privado.

Estos robos se producen normalmente de noche en lugares de poco tránsito, aunque la picaresca ha llevado a los autores incluso a vestirse con monos para pasar inadvertidos a la luz del sol.

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