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El drama económico: “Son 60 años que se pueden ir a pique”

El director comercial de Calzados Gulliver afirma que la compañía necesita liquidez y aplazar pagos para sobrevivir

Sesenta años. Es la vida que tiene Calzados Gulliver, un negocio familiar ubicado en Villena, especializado en la producción de zapatos infantiles. Ahora, los responsables de la mercantil temen que la crisis económica derivada de la alarma sanitaria se lleve por delante estas seis décadas de historia.

«No está claro que podamos aplicar un ERTE. Pero si no hacemos algo y si no llegan ayudas, son 60 años que se van a pique», asegura el director comercial de la compañía, Vicente Amorós, que lleva junto a su mujer la gestión del negocio, fundado por su suegro en 1947.

Tal y como cuenta Amorós, esta situación les ha «sobrepasado» por completo. «Todo ha sido muy rápido. En un día cayó como una losa. Hace dos sábados fue cuando se cerró todo. Yo estaba en Asturias en ese momento y me tuve que volver a Villena», cuenta el encargado comercial, que conoce la situación de primera mano, puesto que se dedica a ir a las tiendas multimarca a vender sus artículos.

Como a tantas otras compañías, le pesa la incertidumbre. «No sabemos si vamos a estar así un mes o cuánto tiempo. En la fábrica se nos han quedado las sandalias, que las hemos terminado y las tenemos aquí sin mandar. Tenía los pisos, los cortes y todo, solo me faltaba ensamblar y eso lo hemos hecho para así tenerlo terminado. Pero claro, lo más atrasado lo hemos parado», relata.

Aún en medio de esta situación, la firma ha tratado de seguir exportando, pero ese grifo también se cierra debido a la globalidad de la crisis. «Hemos seguido exportando pero eso también parará porque cerrarán. Ya nos están mandando correos pidiendo que aplacemos los pagos», cuenta respecto a sus clientes.

En ese sentido, considera vital que las autoridades inyecten liquidez y que haya una suspensión de las obligaciones fiscales. «¿Dónde está ese dinero que han anunciado? Los bancos a los que he llamado no tienen nada todavía. ¿Va avalar la deuda pero quién la va a comprar? El empresario. La pelota se hace más grande», afirma.


¿Y los trabajadores?

La empresa cuenta con 18 empleados que estaban contratados como fijos discontinuos. «De momento los vamos a tener en el paro como fijos discontinuos. Luego tenemos cinco empleados de manera indefinida pero a los que no podemos aplicarles un ERTE», explica el director comercial, quien no sabe todavía si podrán acogerse al expediente de regulación de empleo pese a verse obligados a paralizar la producción.

En medio de esta situación, la mercantil tiene pedidos paralizados por un volumen de hasta 90.000 euros. «Eso lo necesitábamos para pagar a proveedores, obreros y seguros sociales. Somos una pyme y los pequeños somos los que más ayuda necesitamos», subraya.

Según explica, a final de mes la empresa debe pagar entre 350 y 500 euros por trabajador en concepto de seguros sociales. «De momento no nos van a aplazar estas obligaciones, que ascienden a 9.000 euros», destaca el responsable comercial.


Una solución ya

En concreto, esta empresa alicantina lleva desde el día 12 sin facturar un euro. «Ni se va a facturar nada este mes. La venta 'online' sería una opción si sólo estuviera mal la fábrica de calzado, pero es que se ha paralizado toda la red comercial y todo el país. ¿Quién va a consumir ahora?», se pregunta Amorós.

Ante este escenario, asegura que sólo pueden aguantar así una semana. «Antes de final de mes necesitamos una solución. Que nos aplacen pagos y que alarguen las pólizas que tenemos en el banco, pero de momento no hay nada. Me imagino que el Estado y los mismos bancos si quieren que los pocos empresarios que quedamos en el calzado resistamos, deben echarnos una mano», apostilla.

Por todo ello, Amorós vaticina que la colección de invierno puede saltar por los aires. «Si esto no se arregla, no la sacaremos porque no tendremos liquidez. Será un problema también para las tiendas multimarca y comercios, que se quedarán sin calzado. Esto es un SOS», concluye Amorós, que recuerda los estrechos márgenes con los que trabaja la industria manufacturera para competir con el producto exterior.

Autora: Elisabeth Rodríguez. Fuente: Las Provincias




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