Entre los cinéfilos es bien conocida la anécdota de que en el entierro de Ernst Lubitsch, al que acudieron muchos colegas del finado para rendirle un último homenaje, William Wyler le dijo a Billy Wilder: “Nos hemos quedado sin Lubitsch”; a esta afirmación del director de Ben-Hur, quien fuese el alumno más aventajado del fallecido maestro de la comedia gracias a su afinado ingenio replicó: “Peor aún, nos hemos quedado sin las películas de Lubitsch”. Trágicamente, hace algo más de un año, sus amigos y lectores (en buena parte, unos y otros eran los mismos) nos quedamos sin Fernando Marías demasiado pronto; pero también nos quedamos sin los nuevos libros que habría escrito. Y no solo eso: además nos quedamos sin los proyectos multimedia que habría concebido y/o apadrinado; porque pocos creadores han existido en este país que se le puedan comparar en cuanto a inquietud artística, capacidad de fabulación y ganas de jugar con las herramientas que nos otorga la ficción.
Un buen ejemplo de ello radica en la figura de Joaquín Pertierra, un ilustrador cuya vida y obra están rodeados de misterios y enigmas. Nacido en 1919 y fallecido en 1981, Pertierra se vio envuelto durante la Guerra Civil en un oscuro episodio cuyas consecuencias le perseguirían a lo largo de toda su vida. Una vida en la que, entre los años cincuenta y setenta del siglo pasado, desarrolló una muy interesante carrera como ilustrador para portadas de libros (por lo general clásicos incontestables de la literatura universal), revistas y discos de música clásica y jazz; una carrera en la que demostró un gran talento conceptual y un gusto refinado y especialmente adelantado a su tiempo en lo que a las posibilidades que el diseño gráfico puede llegar a ofrecer.
La gracia de todo este asunto es que Joaquín Pertierra jamás existió: simple y llanamente, Fernando Marías se lo inventó; y para insuflarle vida contactó con el ilustrador y dibujante de cómics Javier Olivares en 2009. De la colaboración entre ambos surgió, además del volumen Prisioneros de Zenda, el cómic que formó parte del proyecto multimedia El silencio se mueve, y que vería la luz al año siguiente. Pero, además, para alimentar la leyenda de un personaje del que durante bastante tiempo tanto Marías como Olivares quisieron jugar a que pareciese real, este último se ocupó de dibujar las ilustraciones y diseñar las cubiertas de esos libros, revistas y discos que supuestamente Pertierra habría realizado en su momento; además de aportar numerosos objetos, fotografías y otro material original que ayudasen a mantener vigente la impostura.
Buena parte de todo esta miscelánea puede contemplarse ahora en una exposición incluida dentro del marco de la decimocuarta edición del Ja!, el Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor que se celebra en Bilbao, la ciudad natal de ambos hijos predilectos: Marías y Pertierra. Tanto el festival como la exposición se inauguraron anteayer miércoles con la presencia del propio Javier Olivares, que ofreció una visita guiada por la misma para deleite de los visitantes. Por si esto no fuese suficiente celebración y homenaje al desaparecido creador de Pertierra, quienes viajen en metro por la ciudad durante la segunda quincena de septiembre y todo el mes de octubre podrán gozar de hasta diez reproducciones a gran tamaño de ilustraciones de Olivares firmadas por Pertierra en los vestíbulos de las estaciones de Indautxu y San Mamés.
Pero si les sucede, como me pasa a mí, que no están en disposición de viajar ahora mismo al País Vasco, pueden disfrutar también del legado de este artista apócrifo en las páginas de un libro que comparte título con la exposición: El enigma Pertierra, a la postre primera obra póstuma de Fernando Marías. Y digo primera porque guardo la esperanza de que queden más textos inéditos suyos que puedan ir rescatándose con el paso del tiempo. En cuanto a este volumen, en su interior se recupera aquel primer cómic incluido en El silencio se mueve; además, se incluye también una segunda historieta, más breve y realizada ex profeso para la ocasión: “El silencio de un hombre (Mi aventura en París)”; así como la reproducción de buena parte del material que Olivares -de cuyo vínculo con la literatura, por cierto, ya les hablé en su momento- ha ido ofreciendo en un blog a lo largo de los años: una gran cantidad de documentación gráfica y un variado anecdotario sobre la vida y la obra del enigmático Joaquín Pertierra.
Como puede verse, el juego sigue. Y que el juego siga es sin duda el mejor homenaje posible a la memoria del enigmático Fernando Marías, porque no hay nada en el mundo que a Fernando le hubiese gustado más.
La exposición El enigma Pertierra estará disponible del 20 de septiembre al 22 de octubre de 2023 en el marco de Ja! Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor, en Bizkaia Aretoa-UPV/EUH, sala Axular; el libro ilustrado El enigma Pertierra está editado por Astiberri.