De recuerdos y lunas

El símil de Marugán

El aguador Marugán, el de las mentiras, se aburre. No pudiendo colocar a los regantes los ochenta hectómetros cúbicos del trasvase corrompido porque estos huyen del miasma del Azud de la Marquesa como quien huye de la peste porque es peste, le ha dado por literaturas. Y ha empezado por lo fácil, por los símiles. Que son, metáforas inmaduras, comparar. Y ha dicho –A es como B, B es como A– que los regantes son como los negociadores de la banda terrorista ETA. En realidad dijo que "el gobierno no se sentará con ETA mientras tenga un arma de fuego en la mesa, ni nosotros con la Junta Central mientras no retire el recurso que tiene puesto contra el trasvase". Pero el personal, que apenas tiene tiempo para circunloquios y que capta al instante la mala leche, ha sintetizado la esencia de la declaración. Y ha leído lo que ha leído: que Marugán le ha dicho terroristas a los regantes.

El aguador Marugán, aguador con pellejo de aguas podridas, el que ha estado en la cocina de cambiar agua por bacterias, ha reconocido el yerro. Y para mí que, tras la frase, veía que se despedía de AcuaJúcar haciendo concurso de méritos al Ministerio del Interior. Pero con la comparación, Marugán demuestra por partida doble ignorancias graves. O no sabe lo que es un terrorista de ETA o no sabe lo que es un regante. Porque, de entrada, los regantes –dígase por ejemplo Andrés Martínez Espinosa– ya no gastan chapela. Y mucho menos pasamontañas para esconder el rostro. Los regantes van con la cara destapada y bien alta. Con orgullo. Con el orgullo de quien se gana la vida trabajando mucho y le ha tocado pelear, siempre contra los elementos, casi siempre –y ahora más– contra los gobiernos.

Ya escribimos hace tiempo que a lo peor los del PSPV-PSOE quieren a agricultores que se acerquen al señorito y le digan "Sí Señor" al tiempo que cabizbajos den vueltas con los dedos de trabajar a la boina. Así nos parece que los quiere la ministra Narbona. Y también Marugán. Porque Marugán es de Narbona y se debe a Narbona. Aunque ahora, por lo dicho, parece que oposita a Interior. Marugán y Narbona no quieren a un agricultor que exige y reclama sus derechos desde el Derecho sino a aquel agricultor, tímido y sumiso, que, los pies juntos, agacha la cabeza.

También Marugán se confunde con el símil porque los regantes no van por ahí pegando tiros, ni metiendo en dianas los nombres de la gente, ni extorsionándoles con cartas recaudatorias que asustan a pesar de las cortesías, ni secuestrando a empresarios, ni a funcionarios de prisiones, ni a futbolistas, ni a políticos. Los regantes no ponen pistolas en la mesa porque no las tienen, sino recursos que permite la ley. Y la Justicia decidirá, no los tiros ni las bombas.

El aguador Marugán, patrañero mago que envicia el agua, ha reconocido su equivocación y ha dicho que sus declaraciones son inoportunas y desafortunadas. Lo de inoportunas supongo que será por la proximidad de las elecciones porque declaraciones como las hechas no casan con ese discurso pretendido de moderación contra la crispación de los otros. Porque según el manual de campaña son los otros, siempre los otros y sólo los otros, los que crispan. Lo de desafortunadas porque son manifiesta equivocación. Hay mucha distancia entre un terrorista y un regante para validarlo como símil. Pero a lo mejor, Marugán no quiso símil sino, otra vez mentir. Y es mentira que los regantes sean como los terroristas. Marugán lo sabe. O es tonto.

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