Viéndolas pasar

Encuesta (Parte I)

De nuevo, con los calores y tiempo ocioso del verano se reavivan los culebrones. No hay más que leer cualquier periódico deportivo, la falta de noticias para rellenar las páginas invitan, año tras año, a los escribientes a colocar a página completa y a todo color la inflamación del “juanete” de Raúl, con riqueza de detalles, esquemas y gráficos, nos informan de la formación de los callos en los dedos de los futbolistas y con abundantes imágenes, nos muestras los pies, feos todos ellos, de los astros futboleros. No quiero ni pensar qué pasaría si alguno sufriese de hemorroides.
Lo siento, amigo y amiga lector y lectora, no quisiera darles el desayuno colocándose esa imagen que a buen seguro les ha sobrevenido. Prometo no volverlo a hacer. Lo que vengo a proponer esta semana no es tanto hablar de culebrones que no van a ningún sitio sino de otros que sí tienen un significado para nuestra ciudad, mejor dicho para sus ciudadanos y ciudadanas.

Uno, que no es ajeno a todo ello, ha emitido en muchas ocasiones una opinión cambiante. Del “Sí” al Centro de Ocio inicial, me fui suavizando hasta llegar al “No, pero...” al conocer los sentimientos que ignoraba que existiesen en torno al viejo edificio, construido a mano por los paisanos de principios del siglo pasado y convertido en icono político en nuestros días. No pongas esa cara Ramón, sabes que digo la verdad al calificarlo como asunto político. Que no digo que esté ni bien ni mal, pero que las consecuencias son las que son, es innegable.

Hace unos días hablaba de este tema con un amigo, por supuesto no diré quién es, aunque él sabrá que me refiero a nuestra conversación porque voy a poner su propio ejemplo para compartir con todos Vds. Me pareció muy ilustrativo, simple tal vez, pero no por ello falto de inteligencia y sentido común, es más, creo que por sencillo, lo que más destila es buen criterio.

Al hablar de la Plaza de Toros y expresar una opinión u otra, casi de inmediato se nos etiqueta como: “Eres del PP” o “Eres del tripartito”, ejemplo claro de que esto se ha politizado de arriba a abajo. Aclararé que ambos contertulios somos afines en nuestra ideología política, por lo tanto, a priori, podríamos estar de acuerdo en defender lo mismo. No fue así y es la suya la pregunta que voy a lanzar para que si lo desean, opinen. No estaría mal que como encuesta de verano la Dirección de EPdV propusiese la pregunta que desde esta columna voy a dejar en el aire.

En dicha conversación mi buen amigo me planteaba lo siguiente:

Imagina que estás en una situación económica difícil, con un nivel de endeudamiento alto si no límite y que dicha coyuntura, a priori, tendrá una duración de unos 15 ó 20 años, si no son algunos más. Esto te impide hacer inversiones en tu futuro y en el de tu familia y te tiene contra las cuerdas a poco que, algún imprevisto, te obligue a afrontar algún gasto más.

Por otra parte, tienes en un cofre unas joyas que bien vendidas pueden resolverte si no todos, una parte importante de los problemas que te acucian. Lo que te tiene paralizado es que esas joyas vienen de tus bisabuelos y tal vez, desde un punto de vista familiar, deshacer este patrimonio puede no ser del todo correcto.

¿Qué harías? ¿Venderías las joyas y capitalizarías tus cuentas pudiendo afrontar el futuro con más calma? ¿Guardarías ese legado aun pasándolas canutas con tal no perder ese patrimonio?

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