El Volapié

Es oro todo lo que reluce

Los picadores tuvieron su máxima importancia en los comienzos del toreo a pie. Con toros de cualquier casta, sin reata y sin selección ganadera de la raza, y además con toreros poco avezados, los varilargueros debían meter en cintura a las reses defendiendo a sus caballos. Unos caballos de guerra que carecían de cualquier protección salvo la que les prestaban sus respectivos jinetes.
Tanta importancia tenían los picadores que iban anunciados en los carteles por delante de los matadores y, como estos, tenían derecho a lucir un galón de oro en vez del de plata. Estos galones se fueron transformando en los actuales bordados del traje de luces y todavía en la actualidad los picadores son los únicos miembros de la cuadrilla que pueden vestir de oro como los espadas.

Se dice, se cuenta, se rumorea…, me han dicho que José Tomás no va a torear en Madrid porque pidió setenta millones de pesetas. ¡Es un maestro! Si se los hubieran pagado hubiese pegado mayor pelotazo en la historia de la tauromaquia con mucha ventaja sobre el segundo. Pero como no se los han dado se evita ponerse en el riesgo de que a resultas de su actuación hubiese podido quedar mermada su poesía épica venteña del año pasado. ¡Siempre gana!

Los partidos políticos se gastaron en las últimas elecciones generales sesenta y seis millones de euros, y la semana pasada se publicaron en el BOE las subvenciones que van a recibir estos mismos partidos por participar en las próximas europeas del 7 de junio, casi San Fermín. Pueden aprovechar este punto para sujetar bien el periódico: treinta y dos mil euros por escaño obtenido más un euro por voto, así como quince céntimos por elector en concepto de gastos por envío directo. Los partidos que obtengan menos del quince por ciento de los votos, recibirán algo menos por este último concepto. Diez millones de votos igual a diez millones y pico de euros, porque he redondeado las cifras a la baja, en un momento en que España va camino de los cinco millones de parados.

Según la Constitución que aprobaron nuestros padres y que fingimos acatar, entre los derechos fundamentales de los españoles están la enseñanza y el idioma, que es común como la Bandera Nacional y la Jefatura del Estado, que discrimina a sus mujeres con el consentimiento de todos. Sin embargo, estos derechos son vulnerados en algunas provincias de España y según donde usted viva puede verse privado del fundamental derecho a educarse en la lengua de Cervantes.

Y todo esto sucede mientras nos gobierna un ejecutivo que presume de ser de izquierdas, que consiente situaciones que han sido calificadas como injustas por el Tribunal Supremo y que con la que está cayendo se dedica a mantener los presupuestos de RTVE aunque reconoce que dejará de ingresar quinientos millones de euros por bajada de la publicidad.

Zparo, siga usted adelante, no se detenga, avance cuanto pueda y no vuelva. Aunque la alternativa es para ponerse a temblar.

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