Vida de perros

España europea

Sabemos que hay quienes durante la operación de evacuación digamos de un crucero que ha chocado contra unas rocas y cuyo casco se ha partido por la mitad dejando que el agua entre a gran velocidad por bodegas, pasillos y camarotes, de pie junto a la barca de salvamento que intentamos liberar, nos mirarían con los brazos cruzados sobre el pecho y perdiendo la oportunidad de cerrar la boca nos repetirían que sabían que aquel viaje era un error desde el principio. Incluso ya en la barca, a merced de un suculento oleaje que nos hace parecer hormigas subidas a una cometa, nos acusarían hasta el insulto sin mostrar la mínima intención por sujetar el baúl de provisiones, o los remos, o aquello que fuera necesario.
Muchas de estas víctimas del “ya te lo dije” como del “nada es válido excepto lo mío” parecen tener inclinación en su vida personal por la labor pública, la política digo. Ya sea con cargo, militancia, afinidad o contrato en algún medio de comunicación, entienden que es mejor que el fracaso de la opinión contraria llegue hasta fatales consecuencias antes que echar una mano, aunque sin su ayuda sufran el mismo funesto destino. La política misma se ha devaluado a tales niveles que cualquiera se muere de risa cuando escucha frases como “remar en la misma dirección” (no les digo nada de cuando hace unos días escuchamos a Felipe González hablar de coalición PPSOE, comprensible tan solo en el mundo de fantasía en que viven estas poderosas gentes).

Entre tanto aquí estamos como estamos: se nos comió el AVE antes de apostar si galgos o podencos: soterramiento, alejamiento, puentes o túneles, y nos dejó el problema de los accesos a un transporte de lujo que nos reduce el transporte convencional. Y ahora nos vemos en una convocatoria de elecciones europeas en cuyo “debate central” solo se dieron muestras de la falta de proyecto y de ideas, de un analfabetismo del sentido de esta democracia europea que queda a la altura del de la ciudadanía nacional.

Entonces, ¿a quién votar?, me pregunto. ¿A quién, cuando todos los partidos parecen jugar a los futuros comicios municipales y autonómicos? Porque es para lo único que parecen ser útiles estas elecciones: como muestra de la intención de voto de cara al reparto del territorio nacional. Será que Europa tiene poco que aportar, o que pase lo que pase ya está todo el pescado vendido en cuanto a lo que nos atañe, o que nadie en este país sabe por dónde empezar o cómo hacer o, peor, qué hacer, en Europa. Da igual, sea como sea creo que el asunto nos lo han dejado bien claro desde “arriba”: esto de las Elecciones Europeas no tiene nada que ver con nosotros ni con vosotras.

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