Apaga y vámonos

Especie protegida

Tras intentar lo posible y lo imposible para conseguir que el PSOE perdiera las elecciones en 2008, las sotanas volvieron a sus cuarteles de invierno con el rabo entre las piernas, pero ya sabemos que las alegrías duran poco en casa del pobre. De ahí que, para echar una mano al PP en las elecciones europeas, la Conferencia Episcopal ha vuelto a la carga, movilizando a su gente con la primera excusa taimada que consiga soliviantarlos contra todo aquello que suene a progresismo, como sucede con la proyectada Ley del aborto.
En esta ocasión, y como ya sabrán todos ustedes, lo ha hecho con una manipuladora, demagógica y millonaria campaña en la que muestran a un niño de corta edad junto a un cachorro de lince, lo cual pretende servir para que el personal se pregunte por qué se protege la vida de una especie animal si no se hace lo mismo con la vida humana… No hace falta tener muchas luces para ver cómo tergiversan la realidad los curas, puesto que la vida de los cachorros humanos no está en peligro, más bien todo lo contrario, pero como Sus Eminencias opinan (y nos quieren imponer su opinión a todos) que es humano todo aquel que aún no ha nacido o sólo es un embrión (ridículo espantoso el de los Monseñores respecto al maravilloso caso del niño sevillano que podrá curar su enfermedad gracias al nacimiento de su hermano) es inútil llevarles la contraria: lo mejor es no hacerles caso y, como mucho, abundar en sus incoherencias y disparates, haciendo así que cada día seamos más –las cifras cantan– quienes nos quitemos la venda de los ojos y dejemos de reírles las gracias, recurriendo a San Juan (8,32) –“La Verdad os hará libres”– frente a quienes aplican desde hace dos milenios y con gran éxito su particular fórmula: “Y la mentira, creyentes”.

No hace falta cavilar mucho para caer en la cuenta de que la obsesión de la Iglesia por el sexo se perfecciona cuando éste va aliado con la muerte. El aborto preocupa mucho a nuestros Purpurados –sobre todo cuando gobierna el PSOE, porque durante los 8 años de gobierno del PP no dijeron ni pío–. Luego, cuando te haces mayor, descubres que ya no les preocupas tanto: por eso en su Catecismo se admite la pena de muerte o se justifica la guerra, pero en cambio vas al infierno por hacerte pajas. Miren si no a Ratzinger Z, que acaba de afirmar, en plena África negra y quedándose ni más pancho, que “el Sida no se resuelve con preservativos”, poniendo así su granito de arena a la expansión de una epidemia brutal que supone, de facto, la condena a muerte de decenas de millones de seres humanos en el continente más dejado de la mano de Dios y de los hombres, lo que ha motivado la crítica unánime de la humanidad, desde las ONG´s a los gobiernos, desde la UE a la ONU.

Estupideces aparte, y sin querer hacer sangre de la chapuza (el lince del cartel, en teoría ibérico, es euroasiático, es decir, que la agencia de publicidad le ha cobrado un huevo a Rouco Varela por engañarle), no deja de ser curioso que siente cátedra sobre el concepto de “desprotección” la institución más protegida de España. De hecho, la Iglesia firmó hace 31 años un Concordato donde juraba y perjuraba que se iba a autofinanciar por sus propios medios, y aquí siguen sacándonos los cuartos a todos. Ni los niños ni los linces, señora. Los que se extinguieron hace tiempo fueron, sin duda, los políticos valientes.

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