Abandonad toda esperanza

Espías como nosotros

Abandonad toda esperanza, salmo 537º
En los últimos años la ficción parece empeñada en hacer suya la realidad, incluso cuando ya hay películas de no ficción que han dado fidedigna cuenta de ella. Ocurrió hace poco con el caso del célebre ciclista que después de protagonizar el documental La mentira de Lance Armstrong veía cómo un cineasta de la talla de Stephen Frears se interesaba por contar su historia en The Program. Y ahora ha sucedido con Edward Snowden, el empleado de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos que desveló que su gobierno había espiado ilegal e indiscriminadamente a millones de ciudadanos de todo el mundo: este muchacho con cara de no haber roto un plato en su vida protagonizó primero el oscarizado documental Citizenfour, para terminar viéndose a sí mismo con el rostro de Joseph Gordon-Levitt en el reciente film que lleva por título su apellido.

Hay películas que, independientemente de su resultado final, ya te tienen ganado desde el principio; y para el que firma estas líneas Snowden es uno de esos casos. Además de por el interés del tema tratado, porque viene firmada por un director de probada eficacia, el veterano Oliver Stone, al que su colega Fernando Trueba bautizó irónicamente como "la conciencia social de América"... Un título que se ha ganado a pulso, para qué negarlo, gracias a filmes como Salvador, Platoon, Nacido el cuatro de julio, JFK, Asesinos natos, Nixon, World Trade Center o las dos partes de Wall Street. Tanto es así que últimamente parecía no haber tenido bastante con ello y se había dedicado expresamente a la realización de documentales como sus películas centradas en las figuras de los líderes latinoamericanos Fidel Castro y Hugo Chávez o la serie de televisión La historia no contada de los Estados Unidos. Ahora Stone regresa al terreno de la ficcionalización de la realidad -que no había transitado en ocho años, desde su película sobre George Bush Jr.- y nos ofrece un thriller de espías capaz de resultar trepidante sin necesidad de incluir tiroteos ni persecuciones. Eso sí, estamos ante un biopic parcial, y utilizo este adjetivo en sus dos acepciones posibles: sin afán de exhaustividad, se centra únicamente en la etapa vital de su protagonista como empleado de la NSA; y lejos de ponerle en tela de juicio, podría pasar por un relato hagiográfico que evita retratar también el lado más oscuro del personaje. No obstante, la película entretiene durante las más de dos horas que dura y nos deja disfrutar del excelente trabajo de Gordon-Levitt, que no solo imita las expresiones del personaje real, sino que también calca su forma de hablar tal y como permite comprobar la aparición del auténtico Snowden en los últimos minutos del film.

Pero si había expectativas de que Snowden resultara un trabajo satisfactorio, eso que ahora llaman el hype estaba por las nubes con El hombre de las mil caras. No podía ser menos tratándose del nuevo trabajo de Alberto Rodríguez tras esa obra maestra de nuestro cine negro -qué demonios, de nuestro cine a secas- titulada La isla mínima. En esta ocasión el realizador sevillano, tal y como hace Stone en Snowden, apuesta por dejar a un lado la utilización de personajes de ficción para retratar nuestra historia reciente y prefiere centrarse en una figura histórica tan controvertida como la de Francisco Paesa, el espía que ayudó a fugarse a Luis Roldán, el director general de la Guardia Civil que limpió las arcas públicas para su beneficio personal, y que luego le traicionó pactando su entrega con el ministro de Justicia e Interior Juan Alberto Belloch bajo el mandato de Felipe González. Y también como el film de Stone, la película resulta un relato apasionante y ofrece un recital interpretativo, aquí del siempre soberbio Eduard Fernández.

Quedan recomendadas ambas películas, muy especialmente la española (y no es por chauvinismo). Y aprovecho el poco espacio que me queda para recomendarles un cómic como Queen & Country, reeditado recientemente en cuatro volúmenes y donde encontrarán, de la mano del guionista Greg Rucka, una de las ficciones de espías más emocionantes y a la vez verosímiles de los últimos tiempos. De nada.

Snowden y El hombre de las mil caras se proyectan en cines de toda España; Queen & Country está editado por Planeta Cómic.

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