De recuerdos y lunas

Franquismo en Villena

¿Trilogía? Espero que no. Porque lo que espero y deseo es que Fernando Costa Vidal, más pronto que tarde, nos entregue otro libro que nos instruya sobre la historia contemporánea de Villena, otro libro u otros libros que completen –por lo menos hasta 1975, hasta la Transición– la información que de su mano tenemos sobre el pasado de nuestra ciudad.

El viernes, en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura, a las nueve, organizada por el Archivo Municipal, será la presentación del nuevo libro de Fernando Costa titulado El primer franquismo en Villena (1939-1945), con prólogo de lujo escrito por Juan B. Vilar. Fernando Costa, desde que publicara en 1989 su libro sobre Villena durante la Segunda República. Vida política y elecciones y, en 1997, Villena durante la Guerra Civil, 1936-1939, aparte de otros trabajos de investigación publicados en revistas y algunos libros más específicos, como por ejemplo el entrañable estudio que dedicó en 2001 a la "Academia de Las Virtudes" (De la Academia "Joaquín María López" a la de "Las Virtudes". Una generación de villenenses), ha puesto su interés en la historia más reciente de Villena, aplicando un método y esquema expositivos muy didácticos. Como no podría ser de otro modo siendo Costa Vidal el maestro que es. Desde lo general a lo particular, Fernando Costa, otra vez más, porque así conscientemente lo quiere el autor, nos resulta lazarillo útil en el conocimiento de la historia. Otra vez más, conscientemente, el autor no renuncia a contarnos la historia general que enmarca lo local, historia general que los leídos pueden conocer, pero el autor no se fía –y razones tiene para ello– de que otros lectores que con curiosidad se acerquen al texto, esa curiosidad especialmente espoleada cuando se trata de lo nuestro más próximo y que hace que las publicaciones de temática local tengan éxito editorial, conozcan lo necesario para contextualizar con precisión lo acontecido en Villena desde perspectivas más amplias.

El libro aparece en un momento especial al estar aún vivo el debate y reciente aprobación –el 31 de octubre de 2007– de la "Ley para la Memoria Histórica" (Oficialmente denominada: "Ley por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura"). Aun pareciéndonos pretencioso el legislar la memoria y la historia, no vamos a decir que a los historiadores no nos importa esa ley porque, precisamente los historiadores –memoria insumisa–, no hacemos otra cosa que alimentar de historia la memoria; pero sí queremos, aprovechando por un lado la belleza y por otro la autoridad de palabras más inteligentes que las nuestras, proclamar unas afirmaciones que aporten al debate sensatez y poesía. Primero, nos lo recordaba Josep Fontana en "Miedo a la historia" (El País, 11.06.2006), sea, de la mano del historiador Arthur Schlesinger Jr., la sensatez: "Las concepciones del pasado están muy lejos de ser estables. Las revisamos continuamente a la luz de las urgencias del presente. La historia no es un libro cerrado o un veredicto final. Siempre está en proceso de hacerse. Dejad que los historiadores prosigan la búsqueda del conocimiento, por equívoca y problemática que pueda ser. La gran fuerza de la historia en una sociedad libre es su capacidad para la autocorrección." Segundo, de la voz de José Hierro, "Oración en Columbia University", sea la poesía: "Bendito sea Dios que inventó la memoria / y que inventó el silencio de este lugar aséptico, / y las venas metálicas ocultas / en las que el agua espera / unas manos liberadoras que les devuelvan su canción."

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba