Escena 1
- ¿Qué quieres?
- Saber cómo está.
- ¡Pues mal! ¿Cómo va a estar?
- ¿Sigue acostado en posición fetal?
- Sí. Ha sido un duro golpe para él. Se ha quedado con la miel en los labios, el pobre. Ha ganado las elecciones, pero no va a poder gobernar. Eso toca el ego de cualquiera, ¿no crees?
- ¡Lo que creo es que sois un par de mantellinas, Mostoboy! ¡Os falta tener lo que hay que tener!
- ¡Oye! ¡Sin faltar!
- Si yo fuera vosotros, ahora mismo estaría recordando a Andrés López y a toda su pandilla de hippies que sus socios en el ayuntamiento los han utilizado para campar a sus anchas durante cuatro años, pero ahora tienen la sartén por el mango.
- Ahora ya… ¿para qué?
- ¿Cómo que para qué? Para gobernar en el municipio. ¡Que no te enteras, Contreras!
- ¡Madre mía, Anal·lítica! ¡Qué frases más vintage usas! ¿Dices también «Efectivi Wonder»?
- ¡No seas gili, Mostoboy! Lo que te estoy diciendo es muy serio: todavía no han hecho público su pacto y me consta que la asamblea verde está muy dividida. No os hace falta ni que voten a Roque. Sobra con que, sus tres concejales, lo hagan por Andrés.
- Entonces… ¿puede haber luz al final del túnel democrático?
- ¡Joder, Mostoboy! ¡Qué espeso estás! ¿No te estoy diciendo que no saben para dónde tirar?
- … Ya… pero… ¡pero son rojos! ¡Entre los rojos se apoyan!
- ¿Estás seguro?
- …
- Roque es una máquina de convencer gente, Mostoboy. Lo demuestran los 6.815 votos que ha conseguido con una mierda de programa electoral. Tiene una facilidad innata para embaucar a las masas.
- «Embaucar» es una palabra muy fea.
- ¿Te gusta más «seducir»?
- «Seducir» me parece picantona, como de Nit de erotisme.
- ¡Bufff! Tu superpoder es ser un puto brasas, ¿verdad?
- Sí, claro.
- ¡Así va España! ¡Llena de almendrones!
- ¡Has venido tú muy faltona, bonita!
- Es que me cuesta comunicarme con ineptos.
- ¡Te estás pasando!
- ¡Y vosotros os quedáis cortos! ¡Despierta a Roque, anda, que tienes menos sangre que una bicicleta!
- No creo que esté de humor…
- Pues nada: dejad que pase esta última oportunidad y nos tiraremos cuatro años más bajo el yugo de la hoz y el martillo. Lo advierto: solo os quedan cuarenta y ocho horas.
- …
- Me voy. Ya he tenido bastante cháchara. ¡Una, Grande, Libre!
- ¡Guaaaaaauuuu! ¡Qué manera más hispana de desaparecer!
- ¿Con quién hablabas, Most?
- ¡Oh! ¿Te has despertado?
- Sí, aunque no sé para qué, la verdad…
- ¡Para seguir optando a la alcaldía, Roque!
- ¡No digas sandeces, por favor!
- ¡Tengo buenas noticias! ¡Andrés todavía no se ha decidido a apoyar al alcalde! Tenemos un margen de tiempo de cuarenta y ocho horas para convencerlos de que apoyen tu candidatura.
- ¿Y qué se supone que debo hacer? ¿Ponerme un poncho peruano y adoptar un perro?
- ¡Roque, por Dios! ¡Un poco de carácter, coño! ¿Sabes que no has salido de la Mosto-Cueva desde el día 29 de mayo?
- ¿Y?
- ¡Que la ciudad y sus habitantes te necesitan!
- Y yo necesito un alprazolam. ¿Dónde los has puesto?
- Los he tirado a la basura.
- ¡Pero tú eres gilipollas! ¿Cómo voy a dormir ahora?
- ¡Esa mierda está acabando contigo, Roque!
- ¡No seas canta-mañanas, Mostoboy!
- Solo me llamas así cuando estás muy enfadado. No te reconozco, Roque Acevedo. ¿Qué ha sido de aquel muchacho que salió de su barrio pijo con los bolsillos llenos de sueños?
- ¡Vete a la mierda! ¿Sí? ¿Farmacia de guardia? ¿Pueden mandarme una caja de alprazolam, por favor? … sin receta… sí, sí, no creo que tenga problema en que mi médico me proporcione una… ¿admiten pagos con tarjeta? … vale, perfecto… ¿media hora? Señorita, ¿me quiere usted explicar cómo me duermo yo ahora? … ¿cómo que me tome una tila? Señorita, exijo hablar con la dueña… ¿cómo quiere usted que tenga paciencia? ¡Lo necesito ya! … bien, vamos a ver si nos entendemooooos. Vamos a hablar como las personaaaaassss. No me importa pagar un plus, de verdad. Incluso prometo darle una buena propina al repartidor y a usted… ¡no, no! No la estoy intentando sobornar, solo incentivo su interés… ahora mismo estoy indispuesto y no puedo salir. ¡Venga, señorita! Hágame usted el favor de acelerar lo mío, que no puedo dormir… ¿que me haga una qué? ¡Señorita, esa no es manera de tratar a un…! ¡Ha colgado! ¡La muy hija de la Gran Bretaña me ha colgado! ¿Tú lo has visto, Most? ¿Most? ¿Dónde estás?
Escena 2
- ¡Como te lo cuento, alcalde!
- ¿Con un poncho peruano?
- Y un perrete con más mierda que el rabo de un oso.
- Y, ¿para qué?
- Para intentar convencernos de que vosotros os habéis tirado toda la legislatura abusando de nuestra bondad infinita y que no haría falta ni apoyarlo a él. Solo retirándoos nuestro apoyo.
- Entiendo.
- Sí.
- Y ¿qué vais a hacer?
- Pues no lo sé. La asamblea está más dividida que nunca.
- ¿Y tú? ¿Qué opinas tú?
- Somos una formación democrática, alcalde. Da igual lo que opine.
- Entiendo.
- Nos vemos el sábado a las 11. ¡Mira que hacernos hacer dos actos de investidura!
- ¡Los tiene cuadraos la Secretaria!
- Sí.
- Bueno, nos vemos el sábado.
- Buenas noches.
- ¿Con quién hablabas, cariño?
- Con Andrés. Acevedo se ha plantado en la asamblea con un poncho peruano y un perro.
- ¿En serio?
- Sí. Uno ya no sabe dónde está la línea entre realidad y ficción.
Escena 3
- Buenos días, doña Mari Carmen.
- Buenos días, Avelino. Vengo a recoger mis cosas. Esta ciudad se me ha quedado pequeña. Ahora me toca ensanchar y enriquecer el país.
- Le deseo la mejor de las suertes, señora Martínez.
- No creo que la necesite, Avelino. No creo que la necesite.