El Ordenanza

Harakiri

El Ordenanza. Capítulo 187

Escena 1

  • Como te cuento, Avelino: propone un seppuku a nivel nacional.

  • ¡Qué barbaridad!

  • Me da la impresión de que, el tal Yusuke Narita, se ha servido de las declaraciones de Taro Aso en 2013, como base de su propuesta.

  • ¡Oh! Se armó mucho revuelo, también.

  • Entiendo que, con un país con una deuda de más del 200% de su PIB el, por aquel entonces, Ministro de Economía, necesitase encontrar soluciones desesperadas, aunque pedir a los ancianos que se den prisa en morir es de tener los huevos como el monte Fujiyama. Y más, viniendo de un país cuya cultura honra a los ancianos.

  • Sí.

  • Ten en cuenta que, cuando lo dijo, ya tenía 72 años y entraba en el saco.

  • Tienen otra manera de ver la vida. Incluso crearon una palabra para definir el miedo que sienten, los japoneses ancianos, a convertirse en una carga para sus familias.

  • Meiwaku.

  • Sí.

  • Terrible palabra.

  • Sí.

  • Lo que no entiendo es que ahora, el Narita, por más profesor de Yale que sea, sienta tener autoridad suficiente para decir estas tonterías y que, millones de niñatos en todo el mundo, le rían la gracia. Además, el pollo tiene 38 años. A esa edad, en el mundo distópico de Logan, ya llevaría 17 años chupando gladiolos. No ofrece nada nuevo.

  • No.

  • De hecho, se tiene constancia de que, entre los nativos norteamericanos, había la costumbre de que, al alcanzar cierta edad, se separasen del grupo para no resultar una carga. La capacidad de sacrificio es muy importante en algunas culturas, Avelino.

  • Cierto.

  • Desde siempre hemos oído a nuestras abuelas decir aquello de «pa’ que os pase a vosotros, que me muera yo».

  • No somos tan diferentes a los nipones.

  • No. Todos somos seres humanos.

  • … el harakiri debe ser una muerte horrible.

  • ¡Y tanto! ¡No imaginas lo que es notar la fría hoja de la katana entrando en el vientre y cortando su contenido, que se desparrama ante tus ojos justo antes de morir. ¡Vamos, que menos mal que se hace de rodillas, porque te entra un mareo y te caes redondo!

  • ¿Te has hecho el harakiri alguna vez, Vicente?

  • En varias ocasiones. A principios de los noventa, cuando venía de tirarme del Pont de Sant Jordi de Alcoi, paré en la gasolinera y me compré una cinta de Kítaro, hecho que abrió un universo ante mí. Empecé a profundizar en la cultura japonesa.

  • ¡Apasionante!

  • ¡Mucho! ¡Incluso me apunté a judo! Todavía me estremezco cuando oigo palabras como taiko, sensei o hajime. Lo que pasa es que… tuve que dejar los harakiri.

  • ¡No me digas! Por el dolor, imagino…

  • No, no. En caliente, no es tanto como parece. No fue por eso. ¡Tú no sabes cómo se ponía la Marisa cada vez que me hacía uno! «Vicente, no te hagas la raja muy grande, que luego me cuesta mucho zurcir el kimono»; «Vicente, intenta no sangrar mucho, que acabo de fregar el tatami»; «Vicente, deja la katana, que te vas a hacer daño». Un infierno. La última vez, me obligó a que lo hiciera sentado en el toire. ¿Cómo se puede realizar un ritual tan sagrado como un seppuku en la taza del váter?

  • Es complicado, sí.

  • ¡Y, encima me dice la tía que, cuando acabe, pase la escobilla! ¡Pero vamos a ver! ¿No te das cuenta de la infección que puedo pillar, insensata? ¡Menos mal que se largó con aquel corredor de seguros de decesos en el 97! ¡Me mataba a disgustos, Avelino!

  • … ya veo…

  • ¡Hay que ver qué cielo más bonito ha recibido a la primavera este año!

  • ¡Sí!

  • ¡Qué bonita es la vida, amigo!

  • Y que lo digas, Vicente… y que lo digas.

  • Bueno, te dejo. Se me hace tarde.

  • ¿Te vas?

  • Voy a tirarme al regional de las 15:57. El AVE es mucho más rápido, pero hay cosas por las que merece la pena tomarse tiempo. Dale un abrazo a Aurora.

  • De tu parte.

  • Hasta la próxima, Avelino.

  • Cuídate, Vicente.

Escena 2

  • ¿Has pensado lo que vas a hacer con la Clemor, Roque?

  • No sé. Quizá deberíamos aprovechar que ya es conocida e incluirla en las listas para las elecciones.

  • ¡Conocida por dejar tirados a los votantes de su anterior partido!

  • ¡Pues mira! ¡Lo mismo es bueno para arañar algunos votos a C’s!

  • ¡No te conozco, Roque! ¿Qué queda de aquel chaval que iba a los torneos de debate con los bolsillos llenos de sueños?

  • Digamos que nos hemos vuelto más… pragmáticos, Most.

  • ¿Por qué utilizas la primera persona del plural si yo soy tu otro yo? ¿No estarás hablando en plural mayestático?

  • No, no. He dicho nosotros como podía haber dicho yo.

  • Te voy a repetir la pregunta: ¿estás hablando en plural mayestático, Roque Acevedo?

  • No, no, de verdad. No estamos hablando en…

  • ¡Lo estás haciendo, Roque! ¡Estás hablando en plural mayestático!

  • … bueno, quizá un poco…

  • ¡Ay, madre mía! ¡La megalomanía te está consumiendo!

  • ¿Cómo que madre mía? ¡Si tú no tienes madre! ¡Eres producto de la imaginación del niño que fuimos!

  • ¿No tengo madre?

  • … no.

  • ¿Tú tienes madre?

  • Sí.

  • Pero… si se supone que yo soy tu alter ego… tu madre será la mía, ¿no?

  • Técnicamente…

  • ¿Cómo que técnicamente?

  • Mostoboy, eres fruto de nuestra imaginación de cuando era guachico. Nos, somos lo más parecido a una madre para ti.

  • … joder…

  • … ya…

  • En cualquier caso, creo que incluir a la Clemor en las listas, puede significar un harakiri electoral.

  • ¿Crees? ¿Crees? ¿Y quién eres tú para creer nada?

  • ¡Soy Mostoboy! ¿No recuerdas la de palizas de delincuentes que nos hemos llevado mientras hacíamos tiempo para que llegase la Guardia Civil?

  • ¡Míranos, Most! Nos, surfeando la cresta de la ola, haciéndonos fotos con la mismísima Isabel Díaz Ayuso, codeándonos con Rajoy y Mazón y tú… ¡mira cómo tienes la Mostocueva! Llena de trozos de pizza roídos y botellas de Malferida vacías. ¿Cuánto tiempo hace que no te cambias las mallas?

  • Tres semanas.

  • ¿Tres semanas?

  • … no estoy especialmente orgulloso de ello, ¿vale?

  • Has tocado fondo, Most.

  • ¿Tocado fondo? ¿Me lo dices tú, que eres cruel e hiriente conmigo? ¿Tú, que me has arrebatado hasta tener una madre? ¿Qué queda de los ideales que anhelamos juntos? ¿Eh? ¿Qué queda de las lágrimas que derramábamos juntos cada vez que leíamos aquella frase de «Roma no paga a traidores» en la entrada «Viriato» del Pequeño Larouse? ¿Ahora te planteas meter a una tránsfuga en tu equipo? ¿Te atreves a decirme que he tocado fondo tú, que hablas en plural mayestático?

  • ¿Has vuelto a ver Cuéntame cómo pasó, Most?

  • Las 22 temporadas.

  • ¡Anda, ponte a limpiar la Mostocueva! ¡Adán, que eres un Adán!

(Votos: 6 Promedio: 4.5)

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