“Come a little bit closer
Hear what I have to say
Just like children sleepin'
We could dream this night away”.
Escena 1
- Hoy La Luna está preciosa.
- Es la última luna llena del verano.
- ¡Ah! ¡Apasionante! ¿Crees que es cierto eso de que influye en las personas?
- No lo veo tan descabellado. Está demostrado que reina sobre las mareas y… la savia de las plantas, en las distintas fases lunares, se haya en diferentes partes. En la luna nueva, por ejemplo, está en las raíces.
- ¡Mira el Andresico! ¡Es muy leído él!
- Con todo lo que he leído, todavía no sé cómo te aguanto, Juan José…
- Si estáis hechos el uno para el otro, ¿verdad, Gabriela?
- Se complementan muy bien, Clara. Jajajaja. ¿Sabes? Es muy chulo que hayáis podido dejar al niño…
- Creo que nos hacía falta.
- ¡A ver si te vas a poner romántico y encargas la parejita, Guillermo Tell!
- ¡Qué va! Esto es muy complicado, tío. ¡Siempre estamos haciendo cosas! Biberón, pañal, ducha, biberón, eructito, pañal… ¡por no decir cuando se le salta la alarma!
- Imagino…
- Chicas: nos vamos Juanjo y yo a preparar la ensalada y eso. ¿Queréis algo de la cocina?
- Una cervecita, please.
- ¡Enga!
- ¿Me traes a mí otra, Cuchicuchi?
- Yo te la traigo, Gabriela. ¡Tira pa la cocina, Cuchicuchi!
- ¡Sin empujar!
- Tío, Andrés… yo flipo contigo. ¿Te has liao con Gabriela?
- Ya sabes, tronco: el roce hace el cariño…
- ¡Pero vamos a ver, alma de Dios! ¿No sabes lo que se dice de ella?
- ¡Bah! ¡Habladurías! Al principio, yo también creía que era… ya sabes… lesbi y tal pero, nada que ver… te lo digo yo…
- ¿Qué lesbi ni qué lesbi, tarao?
- ¿Vienen esas cervezas o qué, chicos?
- ¡Ya voy, bizcochico!
- ¿Bizcochico? ¿Qué me he perdido, Andrés?
- Espera, que vengo ya.
- … ¡pasa! ¡Pasa y cierra la puerta, tío!
- … a ver, dime eso tan grave que te pone taaaaaaaan nervioso, Juanjo.
- Que… es (li-cán-tro-pa).
- ¿Qué?
- No te lo puedo decir más alto, tío. ¿No te acuerdas del hiperoído que tenía Jack Nicholson en Lobo? ¿Tienes un papel?
- Sí, sí, claro…
- Trae…
- ¡No me jodas! ¿Licántropa?
- ¡Tsssssss! ¡No grites, cabestro!
- ¡Tío yo… yo no sabía esto, te lo juro por mis riñones!
- ¿Tú sabes lo que has hecho, desgraciao? Nos has traído a tu casa para ver la última jodida luna llena del verano! ¡CON UNA LICÁNTROPA! ¡Pa una vez que dejo al chiquillo con mis padres!
- ¡Hostia, ahora que pienso! ¡ESTO LO EXPLICA TODO! ¡Si es que tenía que ser loba, no había otra!
- Andrés: estás enfermo. Muy enfermo.
Escena 2
Una de las incesantes olas del Mediterráneo extiende, galantemente, su fino capote de agua y salitre bajo los pies descalzos de Sira, que se deja mecer entre las ondas sonoras de la guitarra que suena cerca de ella. RE, RE 6, RE 7, RE, RE 6, RE 7…
Al entrar la letra, en Mi menor, el horizonte ha adquirido un psicodélico abanico de colores y la voz del alcalde la envuelve desde detrás de la guitarra. Sobre el mantel, los restos de un sencillo ágape frío y un par de copas de vino blanco. Mim/LA…
Los labios de Sira se separan para dejar sitio al primer verso del estribillo ‘because I’m still in love with you’ y el improvisado músico responde ‘I want to see you dance again’. Ella repite ‘because I’m still in love with you’… y ambos rematan, compartiendo una profunda mirada cómplice, ‘on this harvest moon’.
- Siempre me encantó tu forma de tocar… tu voz…
- Solo tocaré si es para que bailes para mí.
Escena 3
Como cada año, la Luna de la Cosecha, también llamada Luna de Cebada, Luna de Centeno o Luna de Trigo, llega en torno al 23 de septiembre. Está asociada a la recolecta de frutos y al cambio estacional, dado que es la más próxima al equinoccio. Bella palabra “equinoccio”. Proviene del latín æquinoctium (algo así como que la noche es igual al día).
Que no se nos vaya la olla.
Desde hace años, la familia de Avelino ha guardado, con recelo, una tradición familiar: vendimian las cepas de un bancal casi secreto. Vendimian el bancal del Abuelo Ramón. Lo hacen de noche para aprovechar cada átomo de energía que, nuestro satélite, proporciona a la vid. La magia. La temperatura de la uva, oscila entre los diecisiete y los quince grados centígrados, con lo cual, se aseguran un grano duro y entero, sin dar lugar a roturas o fermentaciones no deseadas.
De esa pequeña cosecha, dado que son cepas de muy avanzada edad, solamente obtienen unos 150 kilogramos de fruto divino, rebosante de mosto y vida. Así, embotellarán unas cien botellas de bondad, sabor y personalidad.
Tanto ellos como ellas, los miembros de su clan, vestirán de blanco para distinguirse entre las tinieblas. Esa noche no hay luto. Aurora todavía luce la camisola, de puro algodón, que le encomendó llevar su suegra en su primera Luna de la Cosecha. Avelino calza alpargatas de esparto, como le enseñó su padre, para que, a través de ellas, la misma planta le indique el lugar más idóneo para cosecharla. Tierra y humano comienzan a danzar en un delicado baile de brillos y olores. Todo está en calma. Avelino empieza a musitar. Aurora le sigue. Los chicos, también.
“But there's a full moon risin'
Let's go dancin' in the light
We know where the music's playin'
Let's go out and feel the night “.
(Neil Young)