De recuerdos y lunas

Historia de lo nuestro

Lo nuestro se llama periodismo. La semana pasada, organizado por las Bibliotecas Públicas Municipales y por la Concejalía de Cultura, se presentó "Periodismo y sociedad. Villena, 1881-1999", libro escrito por César López Hurtado, por José Puche Acién y por un servidor. La presentación, conducida por la alcaldesa Celia Lledó, fue en la Casa de la Cultura a cargo de don Antonio Escudero Gutiérrez, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Alicante. Todo un honor para los autores al contar con quien entre muchos méritos académicos, como avala su currículo, realizó una brillante lección inaugural en la apertura del curso presente en la Universidad alicantina.

El libro forma parte de los catálogos sobre prensa local editados por el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert de la Diputación Provincial de Alicante y en él, los autores, han analizado unos doscientos periódicos publicados en Villena. Estos estudios se han revelado útiles para acercarse a la información generosa, pero abrumadora, que proporciona la prensa escrita. Es pues, un libro herramienta para orientar futuras investigaciones. En la introducción se anuncia la variedad de cuestiones de interés que pueden surgir a partir de la consulta de estos periódicos. En la ficha comentario de cada uno de ellos se atisba su provecho para investigaciones sobre sociedad, política, literatura... Minas por explotar.

La experiencia de trabajo ha sido positiva. Si bien, en algunas páginas, incómoda al sentir el torbellino de emociones cuando, historiador historiado, redactábamos sobre aquellas experiencias periodísticas en las que hemos participado, cuando intentábamos ordenar esos periodos en los que hemos sido protagonistas de la historia que teníamos que escribir. Entre estas experiencias, más de quince, no podemos olvidar "La Farola", elaborada primero en el Centro Juvenil Don Bosco, en años que fueron de iniciales pinitos periodísticos y sólidas amistades. Luego, vendrían los años intensos en que formamos parte del consejo de redacción de la revista "Villena", bajo la dirección de Antonio Hidalgo a quien siempre agradeceremos la confianza que nos dio, confianza de la que no sé si se arrepintió alguna vez, sin eludir, eso sí, como Director que era, las responsabilidades ante los embolados que le procurábamos desde nuestro libérrimo quehacer. También por esos años están las experiencias más literarias de "Aljibe" y "Al-Tariq". Y más reciente, "El Eslabón". Éstas, entre otras publicaciones en las que hemos colaborado con mayor o menor implicación en veintiséis años de escritos.

Si algo –no poco– hemos de agradecer a este ejercicio que ahora vivimos en EPdV, es el que nos ha permitido, por un lado, decir, con mayor o menor desacierto, lo que pensamos pero, sobre todo, el habernos traído compañías sin los límites que suele imponer a la amistad la propia quinta, compañeros de viaje más jóvenes y menos jóvenes que nos han abierto su percepción del mundo, de la vida. Y esta variedad de pareceres compartidos nos hace sentirnos ricos. Muy ricos.

Luego, cuando toca mirar al pasado donde te ves y te encuentras, una sensación en parte de zozobra aturde. Quizás como un abismo bajo tus pies. O acaso, un mar. Un océano con barcos de madera. Y la sensación de que alguno de aquellos barcos compartidos terminaron hundiéndose y, como náufragos, agarrados cada uno a su tabla, la deriva nos condujo a diferentes playas. Cierta zozobra, mas cierta dulzura. Dulzura desde la satisfacción de que hicimos siempre lo que sinceramente creímos que había que hacer. Por ejemplo, nunca nos arrepentiremos de haber dedicado el primer y penúltimo número de "Al-Tariq" a quien por méritos propios había que dedicárselo. Aquí lo entrañable de la vida. De nuestras vidas. De la historia de lo nuestro.

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