De recuerdos y lunas

Juana Válmez

Juana Válmez es Secretaria de Estado, directora de orquesta y embajadora. Aunque también puede ser gobernadora, o concejala, o alcaldesa. Pero para mí que el personal confunde entre primas. Porque por un lado está la Juana Válmez primera, que es Válmez Lapera, efectivamente Secretaria de Estado, directora de orquesta y embajadora. Y la su prima, Juana Válmez Cincho, gobernadora con pretensiones de, en las próximas municipales, presentarse para concejala y, por ende, con posibles oportunidades de ser alcaldesa. Cosa que aún está por decidir entre la gente del partido que pelea fuerte los puestos en las listas todavía no cerradas.
Sin quitar méritos a la prima Juana Válmez Cincho, de la que quizás podamos hablar tras las municipales, aunque hasta la fecha el interés de ésta está más que en su carrera política –aún en ciernes– en su etapa como corista, la Juana Válmez que hoy nos interesa es la Válmez Lapera. Que nació en Luna (Zaragoza), un dieciocho de junio de 1954. A los pocos días fue bautizada en la Iglesia románica de San Gil y pronto reveló su vocación musical al mismo tiempo que la diplomática. Cuentan sus hagiógrafos que, estando en el campo bajo la sombra de un pino, Juana Válmez niña observó la laboriosidad de las hormigas y cómo portaban alimento para el sostén futuro. Y en ese mismo instante en el que las hormigas trabajaban, las cigarras no paraban de cantar. Todo ello tal como decía un célebre cuento. Y ahí ya tenemos a Juana Válmez niña, de aficiones entomólogas y diplomáticas prematuras, intentando conciliar trabajo y diversión. Así lo hizo explicando a las hormigas que no les doliera la indolencia de las cigarras. Y que, como en el cuento, las atendieran en invierno, que al cabo las cigarras animaban el trabajo laborioso. Precisamos que, de sensible oído, la niña Juanita Válmez apreciaba dulce variedad en los monótonos chicharreos. Esta vivencia la aplicó Válmez a su vida al emular, al mismo tiempo, a cigarras y hormigas, proporcionándole la constancia, el gusto por la música y la tolerancia, los frutos reflejados en su meritorio currículum.

Si hemos sabido de Juana Válmez y sus cualidades, ha sido gracias a la "Guía para un uso no sexista de la lengua" que el Consejo Municipal de la Mujer, auspiciado por el Ayuntamiento de Villena, ha publicado. Guía que, para evitar equívocos entre lengua órgano muscular y lengua sistema lingüístico, yo hubiera titulado "Guía para un uso no sexista del lenguaje". Pero doctores y doctoras tiene la iglesia. En la página nueve se nos dicen los méritos de Válmez, la Secretaria de Estado. Si bien, mezclados, por la confusión frecuente que hemos dicho, con los de su prima Juana Válmez, la gobernadora y ex corista. Lástima que, al respecto de la guía, el ruido se haya ido por las críticas que mi hermano Aureliano levantó hace unas semanas. Entre tanto jaleo se nos ha pasado la atención a tan notable personaje. Aureliano dijo lo que quiso decir. Como siempre. Y le cayeron chuzos, rodillos y bigudís manifiestos por escrito en artículos rancios. Luego, no ha habido mutis por el foro, porque la gente ha salido principalmente en defensa de mi hermano.

De todas formas, mi hermano no necesita quien lo defienda. Que bien se sabe defender él solito retrucando a las donas con artículos sin prejuicios. Pero yo a lo que iba, lástima que tanto runrún nos haya despistado de la gran revelación de esta guía: el descubrimiento para el público en general de la persona de Juana Válmez Lapera, Secretaria de Estado, directora de orquesta y embajadora. Un carrerón.

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