Apaga y vámonos

La ceremonia de la confusión (con árboles talados al fondo)

Nuestro equipo de gobierno –aunque más concretamente Los Verdes, porque el resto de concejales no sabían nada de este asunto– acaba de brindarnos un nuevo sainete a cuenta de la ignominiosa tala de varios árboles en la carretera de Yecla, una tala que, según han informado a EPdV desde el Servicio Territorial de Carreteras, podía haberse evitado “con una simple llamada telefónica”.
La secuencia de los hechos conocidos hasta ahora podría resumirse tal que así:

1. El 19 de febrero se recibe en el ayuntamiento un escrito donde dicho Servicio Territorial de Carreteras notifica la tala de varios árboles por motivos de seguridad vial (que manda huevos la cosa, pero esa es otra historia…).

2. Dicho escrito queda, según la versión oficial, sobre la mesa de la funcionaria del departamento de Medio Ambiente, que no informa ni a concejal ni a alcalde, comenzando entonces una tramitación administrativa que no llega a terminarse nunca.

3. El jueves 15 de mayo, casi tres meses después de haberlo avisado y sin recibir respuesta alguna, la empresa subcontratada por el Servicio Territorial de Carreteras, con una sensibilidad equivalente a la de un muro de hormigón, tala y trocea los árboles ante la indignación, rabia e impotencia de los vecinos.

A partir de entonces comienza otra secuencia, el auténtico sainete, donde se intenta poner en escena la ceremonia de la confusión a través de una errática y lamentable política de comunicación:

1. El mismo jueves por la tarde, José Tomás Molina asegura a EPdV que no sabe nada de esto y que se pedirán “las explicaciones oportunas a la Conselleria”. Mientras tanto, concejales del equipo de gobierno y cargos de confianza acusan a Conselleria de actuar “con alevosía” y “de tapadillo”.

2. El viernes, a las 10.30 horas –la funcionaria debe estar en su puesto desde las 8 y haber hablado con el concejal– emite el ayuntamiento su primer comunicado, donde se asegura que Conselleria ha actuado “sin comunicarlo de forma oficial al ayuntamiento”. A esas horas, EPdV ya sabe que sí existía comunicado oficial, pero no teníamos documento alguno para confirmarlo: el funcionario de Alicante se muestra reacio a facilitárnoslo.

3. El lunes, existiendo ya una prueba documental (el escrito del PP solicitando acceder al comunicado y confirmando su número de registro), EPdV publica la existencia de tal documento, mientras que el equipo de gobierno (tras hablar con sus asesores legales) emite una segunda nota donde, olvidando admitir que sí se había comunicado la tala, habla de “iniciar los trámites legales para demandar a los responsables”, añadiendo que la ordenanza municipal impide la tala de árboles sin autorización, pero omitiendo que la Ley de Carreteras permite a la Generalitat actuar sobre las vías de su propiedad sin pedir licencia alguna.

4. Por mucho que la nota de prensa, enviada apenas una hora antes, diga una cosa, la legalidad se impone, y el equipo de gobierno retira del orden del día de la Junta de Gobierno el “estudio de las medidas legales a tomar”, so riesgo de acabar haciendo (aún más) el ridículo.

5. El martes comparece el concejal responsable, que arranca su intervención a lo grande, tildando la actuación de “atentado contra el patrimonio arbóreo”, para ir poco a poco desinflándose y acabar admitiendo que el ayuntamiento estaba notificado, que Conselleria podía actuar como quisiera y que el ayuntamiento podía haber evitado la tala, o al menos haberlo intentado (al respecto, el mismo funcionario de Alicante aseguró a EPdV que hubiera bastado una llamada alertando del valor de esos árboles para estudiar opciones alternativas).

En conclusión, los árboles, que es lo importante, se han perdido para siempre; muchos vecinos siguen indignados; Conselleria ha vuelto a actuar, una vez más, como un ente ajeno a toda sensibilidad y cordura; y nuestros Verdes, ay nuestros Verdes, han perdido una magnífica oportunidad para actuar como tales, fallando en primera instancia e intentando eludir su responsabilidad con una táctica, la del calamar, que no ha servido más que para mancharles a ellos mismos y dejarles en evidencia.

Eso sí, ahora vamos a pelear con uñas y dientes por conseguir que Conselleria reponga la “cantidad de biomasa que ha eliminado en nuestro término municipal”. ¡Viva y bravo!

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