De recuerdos y lunas

La monda

Una imagen nos trajo otra imagen. La foto, publicada por la prensa provincial, a bote pronto, al pasar la página, nos pareció el impacto de un meteorito. Hace unos 50.000 años, cuando en Villena vivíamos en la Cueva del Cochino, cuando el Musteriense, el meteorito Canyon Diablo o Barringer, o como diablos quieran llamarle, impactó en el norte de Arizona, en la Meseta de Colorado, entre Flagstaff y Winslow, produciendo un cráter de 1.250 metros de diámetro y 174 metros de profundidad. Y al ver la fotografía aérea esto fue lo que nos pareció vacío -como monda- el embalse de San Diego: un cráter de meteorito. En los Alhorines.

Allí, en América, impactó el universo; aquí, entre Villena y Fontanares, lo que ha impactado es el programa A.G.U.A., caída del cielo gubernamental del Ministerio de Medio Ambiente donde se apilan las instancias sedientas de los que tienen sed, roídas por los ratones. Y de quedar vacía esta balsa bien podría ser emblema de la política de la sed que nos ha traído Cristina Narbona Ruiz. Allí, en EE.UU., impactó el cielo; aquí, en España, la mala gestión. Allí se precipitó el espacio abierto, aquí la angostura de los estrechos localismos de ombligo que han emponzoñado el agua. Y otras cosas. Allí cayó un asteroide –figura de estrella–, aquí nos cayó la tiniebla.

No es la primera vez que una foto del embalse de San Diego nos lleva más allá. Cuando en enero de 2007, Vicenta Tortosa Urrea –entonces Alcaldesa de Villena donde ya no lo es–, Cristóbal Román Almiñana –entonces Alcalde de Biar donde ya no lo es– y Roberto Iglesias Jiménez –entonces Alcalde de Aspe donde ya no lo es– visitaron las obras del embalse que querían para baldeo de calles acompañando a Juan José Moragues, Presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar y Presidente de Acuajúcar, único "superviviente" de la visita porque Marugán, Delegado consejero de Acuajúcar, ha sido cesado no sabemos si hacia el ostracismo o hacia cualquier canonjía de la administración donde pueda ser útil contando mentiras, en aquella visita, miraban el embalse vacío que resultó ser presagio de urna de mayo para el PSOE-PSPV en el Vinalopó.

Quede como quede la balsa, no será inútil. Si llena desde Cullera, será imagen del oprobio; si vacía, monda y esencia del programa A.G.U.A., programa de la sed. Porque lo que iba a ser laguna, si se llena desde Cullera será bacía. Depositario de pelos y espumas. Como bacía sucia de barbero. O sumidero. O escupidera. Si vacía, cráter de la traición.

Pero faltaba la campaña electoral con sus remilgos. Y las calculadoras del voto no recomiendan mentar trasvases. Pero quien por rédito electoral mude las frases y nos venga con eufemismos que no dejan claro si lo son, más vale que rebañe votos por otro lado con su miga de pan porque por aquí no estaremos para ellos. Si al menos en vez de "transferencias" hubieran dicho "transfusiones", nos lo pensaríamos. Porque hay decisiones que nos dejan sin sangre. Lo peor es que cuando se quiera vertebrar territorios –si es que se quiere– será muy difícil, porque finalmente habrá triunfado la estrecha cochinera. Los que decían trasvase y ¡Agua para todos!, ya no lo dicen. O no lo dicen fuerte ni en todos los sitios. Los que eliminaron los trasvases, preguntan insistentemente por ellos. A quienes defendiendo los trasvases nos acusaban de peperos, ahora nos acusan de sociatas. Sólo por preguntar por el del Ebro. Esto es la monda. Otra monda en la tierra donde brillante grita mi hermano Aureliano un rabioso ¡Agua para nadie!

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