Fiestas

La Plaza de Santiago se llena hasta la bandera para ver el Concierto de los Pasodobles

La música y la fiesta siempre van unidas de una u otra manera. Como no podía ser una excepción, las comparsas de Moros y Cristianos de Villena son acompañadas por su propia banda de música. Cada comparsa tiene su propio himno, y en el Concierto de los Pasodobles la Banda Municipal toca todos y cada uno de ellos.
Al igual que el cambio de día de la Romería parece contar con el apoyo de una inmensa mayoría de los villeneros, el Concierto de los Pasodobles es otro evento que se ha visto modificado estos últimos años. Y si, a decir de los propios músicos, la sonoridad y las condiciones acústicas de la Plaza de Santiago mejoran y mucho el concierto, lo cierto es que este año, con la fachada del ayuntamiento recién restaurada y dotada de una iluminación espectacular, el tradicional concierto ha alcanzado unas connotaciones que lo hacen difícilmente superable.

Con todo el espacio central de la plaza ocupado por numerosas hileras de sillas perfectamente dispuestas (hasta un total de 750), y los alrededores ocupados en su totalidad por cientos de ciudadanos (el presidente de la Junta Central de Fiestas habló de más de 2.000 asistentes, lo que le llevó a afirmar que “se habían desbordado las previsiones”), en su mayoría jóvenes dispuestos a empezar a disfrutar de las Fiestas lo antes posible, la Banda Municipal de Música ofreció un concierto que a nadie disgustó, pues tanto la interpretación –magistral, como siempre– como el acompañamiento –proyección de imágenes representativas de cada pieza en la fachada de la Casa de la Cultura–, unidos al propio entorno único de la Plaza y a una noche muy agradable climatológicamente hablando, dieron como resultado una velada perfecta para todos.

Otra novedad destacable este año es que los presidentes de las catorce comparsas tuvieron la oportunidad de presentar –en algunos casos acompañados por sus madrinas– cada una de sus respectivas piezas, que eran recibidas con alegría por los grupos de asistentes pertenecientes a tales comparsas, lo que creó un pequeño “pique” entre unos y otros grupos de chavales por ver quién aplaudía y animaba más durante la interpretación de “sus” composiciones, aunque en una circunstancia así difícilmente se puede hablar de ganadores, pues independientemente de las simpatías personas, todos y cada uno de los asistentes disfrutaron e hicieron suyas todas las obras interpretas, incluido al pasodoble “Troyica”, de la comparsa de Estudiantes, que en su estreno contó con el beneplácito de la mayoría de los asistentes.

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