Vida de perros

La Plaza, La Plaza, La Plaza

Han pasado nueve meses desde que escribí que no volvería a hablar de La Plaza. Pero esta semana nos hemos vuelto a encontrar con la insistencia del Partido Popular instigando al Equipo de Gobierno a gestionar culturalmente La Plaza desde nuestro municipio tal y como se hace con el Teatro Chapí o la Casa de Cultura. Y a renglón seguido, la concejala popular María José Hernández, pedía en nombre de su partido que además La Plaza fuera exhibida a turistas y demás personas interesadas por nuestra ciudad, junto al Castillo de la Atalaya, el Museo Arqueológico, las iglesias de Santiago y Santa María, etc.
Me permitirán que respecto a esta segunda propuesta no tome siquiera la molestia de fantasear, porque son tan sólo sapos y culebras, sarcasmos, los que llegan a mi cabeza. Y para colmo bastante da de sí la primera de las reclamaciones. La que solicita que a los incesantes recortes que sufren el Chapí y la Kakv –como otros proyectos de carácter cultural– sumáramos los costes en la programación cultural de un nuevo edificio (un monstruo que gasta más de mil quinientos euros aquellos meses que no abre sus puertas). Un monstruo que en caso de ser requerido por una comparsa o asociación para realizar una presentación o una gala benéfica, supondría un desembolso por parte de estas superior a los seis mil euros (según creo recordar de las últimas estimaciones realizadas por el PP). Una desorbitada cifra a la que habría que sumar la cuantiosa suma que supone la contratación de personal de protocolo –azafatas, para entendernos– y de seguridad –siguiendo los mínimos previstos por el plan de seguridad y evacuación del monstruo–. Y también habría que contar con la contratación de un escenario, equipo de iluminación y de sonido (y quizás, dependiendo de la potencia de éstos, deban alquilar un equipo electrógeno que alimente los equipos). Equipos que deben estar a la altura de las dimensiones del recinto. Lo que suma, a voz de pronto, unas cinco cifras al menos. Aunque el servicio de limpieza creo que entra dentro del alquiler de La Plaza.

Calculen ustedes ahora y no piensen en aquellas comparsas y asociaciones que utilizaban el desaparecido Pabellón Festero para realizar sus actividades, y que asumían un coste cinco veces menor. Lo que quiere decir que hemos eliminado un espacio y que hemos creado uno nuevo que no es capaz de asumir el uso, las actividades, las necesidades, que soportaba el anterior. ¿Matar para crecer o indiferencia y menosprecio por la realidad de nuestra ciudad? Y siguiendo por esa línea, ahora que ya sabemos que no hay dinero en nuestras arcas, dígame Señora Hernández: ¿recortamos al cincuenta por ciento los presupuestos del Chapí y la Kakv y nos cargamos alguna que otra actividad de la concejalía de Cultura para crear un Programa anual en La Plaza?

Porque el caso es que estuve haciendo números mientras duraron los fastos de inauguración de La Plaza y las conclusiones no fueron muy esperanzadoras. Cálculos de aprendiz de cubero, por falta de datos reales. Como cuando Dani Martín “llenó” –supongo con unas tres mil entradas– nuestra Plaza a razón de 18 euros por cabeza recaudando un montante que estaría entre los cincuenta y los sesenta mil euros. Una cifra que me parece límite pensando en los gastos: promoción, caché del artista, contratación de equipos técnicos, personal e infraestructuras, seguridad, Sgae (entre cinco y seis mil euros), seguros y beneficio de la promotora.

Un porcentaje, el del beneficio, que en realidad sólo deberíamos tener en cuenta en el caso de que no fuera suficientemente interesante como para atraer a otras empresas promotoras de eventos. Empresas que apuesten por desarrollar alguna de sus actividades en nuestra Plaza, trabajando duro para promover un espectáculo que les reporte beneficios y asumiendo la responsabilidad económica en el caso de que se sufran pérdidas –y no como en el caso de la empresa concesionaria de la Piscina Cubierta donde nuestros bolsillos (nuestro Ayuntamiento) ya comienzan a cubrir las pérdidas a la empresa por el retraso en la apertura que ha supuesto ese transformador que no existe, que probablemente debamos de pagar de nuestras arcas, y cuya ausencia no identificó la persona que tenemos contratada en nuestro ayuntamiento para tal fin–.

En cualquier caso me parece una desfachatez exigir una programación estable para La Plaza cuando nunca ha existido una planificación de gastos e ingresos, cuando sólo se han realizado unas cuantas actuaciones con el fin de determinar su capacidad de convocatoria y su funcionalidad: de donde hemos conseguido resultados y hemos podido sacar conclusiones (como la idoneidad de la concentración motera), pero con un método terriblemente gravoso por el riesgo económico que supone realizar una actividad sin el necesario estudio de mercado.

NOTA: Al margen de todo esto, pero cerca de La Plaza, se realizó el pasado fin de Semana el Festival Solidario Imaginacción, con los esfuerzos de la Asociación Comarcal de afectados por el Cáncer, la Tapería La Plaza y la coordinación de Pablo Domene. Un acierto que regaló a Villena un día lleno de actividad y muchas muestras de apoyo –de todo tipo– a una de asociación que brinda apoyo –también de todo tipo– a quienes deben luchar contra esa dura enfermedad. Y aunque la lluvia se presentó el viernes por la noche y las sombras se ausentaron el sábado por la mañana, el festival se desarrolló brillantemente. Lo que merece igualmente un aplauso al gran número de artistas que puso su grano de arena en esta loca y afortunada aventura. La próxima vez –que la habrᖠprometo abandonar susceptibilidades y entrar dentro de ese derroche que llamamos pirámide ;-)

(Votos: 0 Promedio: 0)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba